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El sargento de plata en marcha

IMPULSO/Agencia SUN

Ciudad De México

José Pedraza pudo con todos, menos contra el soviético Volodimir Golubnichy, en la marcha de 20 kilómetros, y obtuvo la medalla de plata, primera para nuestra delegación en los XIX Juegos Olímpicos.

La presea significó para México la primera en la historia en atletismo en unos Juegos, pero el rostro de angustia del Sargento Pedraza habló por sí solo: su esfuerzo no le alcanzó para ganar el oro.

En los últimos 150 metros de disputa, y con el público a su favor que lo alentó hasta el último instante, Pedraza arrebató el segundo puesto al otro soviético Nikolay Smaga.

Antes, la locura que dejaron los velocistas de los 100 metros planos, en la que el estadounidense Jim Hines obtuvo la medalla de oro al romper la barrera de los 10 segundo al culminar con 9.9, el escenario quedó listo para la llegada de la caminata.

Todas las miradas estaban dirigidas hacia la puerta de maratón, de pronto, un murmullo se convirtió en una estrepitosa exclamación cuando tres corredores, dos soviéticos adelante y un mexicano atrás, Pedraza, ingresaron a estadio Olímpico.

Un grito unificado por parte de los más de 60 mil asistentes: ¡Pedraza!, ¡PE-DRA-ZA!, seguido de un ¡México, México!, apoyaron al mexicano a dar el último esfuerzo de mover más rápido sus piernas, sin despegarlas del suelo más de lo permitido, ni perder el contacto con el piso, que le hubiera causado la descalificación de la competencia.

Pedraza lo dio todo, era adquirir la medalla o quedar eliminado, pero dispuesto a ser el primero en cruzar la meta. En la recta final, el tricolor rebasó por la derecha a Smaga, quien no le quedó de otra más que resignarse con el tercer puesto.

El sargento se lanzó con todo ante el campeón del mundo; los últimos suspiros de la carrera fueron increíbles. Finalmente, no pudo ser, Pedraza fue plata.