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El Patíbulo

IMPULSO/Alberto Unda

Siguen de la greña los santones del PRI por quedarse con la dirigencia nacional

 En la rebatinga para justificar por qué se quieren quedar con lo poco que queda del Partido Revolucionario Institucional, ahora resulta que varios tricolores quienes por años a pesar de que presenciaban el hundimiento del otrora poderoso buque de poder, para no incomodar al Primer Priista del País (PPP) en turno y dejar de acumular riquezas y perder posiciones cómodas y productivas para ellos y sus allegados, nunca dijeron una palabra y muchos menos señalaron culpables.

Ahora reparten a diestra y siniestra culpas y señalan como principal responsable de la abrumadora derrota del 1 de julio a Enrique Peña Nieto.

Lo acusan de todo: de haber impuesto como presidente del CEN a Enrique Ochoa Reza, de haberse equivocado al impulsar como abanderado tricolor para la competencia electoral por la presidencia de la República, a José Antonio Meade Kuribreña, que ni priista era y por eso EPN, ordenó hasta modificar los estatutos para permitir que un externo, los representara en la contienda.

Sin embargo, ni los gobernadores, los dirigentes estatales del PRI, los colaboradores del gabinete presidencial peñanietista, o los poderosos hombres del dinero incrustados en los grupos de la mafia del poder, los líderes sindicales, tampoco los “líderes de opinión” muy cercanos a estos grupos, en lugar de cuestionar, mostrar su inconformidad con las decisiones de su jefe, cómplice y amigo, todo le celebraban.

El presidente que al inicio de su administración logró el apoyo de otros partidos agrupados en el Pacto por México, ciertamente se engolosinó con esa “alianza” y hasta parecía que le hacía “fuchi” al partido que lo llevó al poder y del cual por efecto de la nomenklatura tricolor, era el PPP con toda la responsabilidad que ello implicaba.

Ese desdén o “insana distancia” ocurrió por lo menos en los cinco años que precedieron al “dedazo” presidencial que cuando ocurrió y fue favorable a Meade, entonces sí hizo visible la inconformidad de quienes se sentían con “derecho” de ser los ungidos.

Tal fue el caso de Manlio Fabio Beltrones, Miguel Ángel Osorio Chong, Aurelio Nuño Mayer y uno que otro gobernador quienes daban por hecho que el “dedo elector” los iba a ungir.

Cuando se vieron desplazados por un “externo”, estos priistas y muchos otros, actuaron con soterradas traiciones para en los hechos “apoyar” a candidatos de otros partidos, buscando que el PRI perdiera la presidencia, pero nunca calcularon que no sería solo la primera magistratura, sino una debacle de proporciones inimaginables.

La inconformidad ciudadana no era solo contra el aspirante presidencial, sino también contra candidatos a gobernadores, senadores, diputados federales y locales y presidencias municipales, la derrota resultó de pronóstico reservado y a primera vista se advierte que habrán ahora sí de pasar muchos años para que los tricolores, puedan recuperarse.

A pesar de la perdida de tantos espacios, el PRI, todavía tendrá al menos los próximos tres años, jugosas posiciones como son principalmente gubernaturas, presidencias municipales y uno que otro congreso que sumados producen apetecibles dividendos.

Por eso andan de la greña y un día sí y otro también, se meten el pie, y luchan con denuedo por agandallarse la dirigencia nacional y de paso responsabilizan y culpan de lo ocurrido a Enrique Peña Nieto, quien se ha colocado como el PPP más cuestionado, repudiado y criticado de los últimos sexenios.

Miguel Ángel Osorio Chong, Manlio Fabio Beltrones y hasta los exquisitos, Emilio Gamboa Patrón y Aurelio Nuño Mayer, andan de la greña tratando de agandallarse para sus fines la dirigencia nacional tricolor.

Aunque hay un tema pendiente que es como un clavo ardiente: AMLO y sus huestes morenas, no quitan el dedo del renglón en reducir el financiamiento a los partidos políticos, asunto en el que no dejan de tener razón, porque el gasto durante años para mantener a la clase dirigente de los institutos políticos ha implicado un escandaloso derroche.

Los miles de millones de pesos que ha implicado costear un pretendido ejercicio democrático ha sido dinero perdido porque ni los partidos políticos, ni senadores y diputados han honrado la oportunidad de lograr que México viviera una democracia genuina y de beneficio para el país.

Cientos de millones de pesos, han sido utilizados para beneficio de la cosa nostra dirigente de todos los partidos, que por años han usufructuado en su beneficio toneladas de dinero, que absurdamente les fue entregado mes con mes, año, tras año.

 

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