IMPULSO/Samuel García/Arena Pública
Brutal el crecimiento de pago de intereses
El pago de intereses se ha convertido en un serio problema para las finanzas públicas y para el país. La combinación entre la fuerte depreciación del peso frente al dólar y los incrementos en las tasas de interés están cobrando una factura muy alta a los contribuyentes, a tal grado que ya estamos gastando más en pagar intereses y comisiones de la deuda contraída que a todo el gasto destinado a las secretarías de Educación y de Salud juntas.
El año pasado, se gastaron 473 mil millones de pesos en diversos gastos asociados a la deuda del sector público, incluyendo intereses y comisiones. Esto es un crecimiento, en términos reales, de 13% respecto de 2015. En números redondos, el costo de la deuda se incrementó en alrededor de 65 mil millones de pesos durante 2016.
Hay que hacer notar que un porcentaje importante de este elevadísimo costo financiero estuvo asociado con Petróleos Mexicanos (Pemex). De acuerdo a sus estados financieros de 2016, la petrolera del estado devengó casi 99 mil millones de pesos en intereses de su deuda, 46% más que en 2015, pero además tuvo pérdidas cambiarias por 255 mil millones de pesos. Un asunto que abordaremos en otra ocasión.
Siguiendo con el costo financiero de la deuda de Pemex, si vemos las cuentas públicas que envió Hacienda al Congreso, se registró un gasto pagado de intereses de la deuda de Pemex por casi 87 mil millones de pesos. Más allá de si aumentó el saldo de intereses devengados no pagados, en cualquier caso, la cifra por sí sola es una barbaridad que revela las fuertes presiones financieras que enfrenta ahora Pemex y el sector público en su conjunto.
Pero la preocupación en este renglón crece al revisar los datos del Informe de Finanzas Públicas y Deuda Pública al mes de enero que recientemente entregó Hacienda al Congreso. De entrada, la tendencia de incremento en los costos financieros asociados a la deuda pública se refuerzan en el primer mes del año con los incrementos en las tasas de interés y la reciente depreciación del peso.
El costo financiero de la deuda del sector público para el mes de enero se incrementó 54%. Pasó de 33 mil 504 millones de pesos a 54 mil 79 millones de pesos. La magnitud de la cifra ya dice mucho de lo que está pasando con nuestros impuestos, en términos del destino de los recursos, la lectura es terrible. Este monto que se erogó en intereses y comisiones de la deuda es similar al que se destinó a las aportaciones federales para todos los estados y municipios del país, por supuesto que es superior al gasto programado para Pemex y duplicó el gasto presupuestado para la Secretaría de Educación Pública. El asunto no puede escribirse en letras chiquitas y hay que decirlo claramente, estos brutales gastos que estamos viendo en intereses y comisiones por la deuda pública derivan de una política de endeudamiento creciente decidida por el Gobierno federal desde el inicio del sexenio.
Mire, de acuerdo a la cuenta pública, los intereses y gastos de la deuda de Pemex, tan sólo para el mes de enero, sumaron la friolera de 24 mil 371 millones de pesos. Puesto en perspectiva, esto quiere decir que Pemex gastó en intereses, en un solo mes, 60% del presupuesto de todo el año aprobado para la Universidad Nacional Autónoma de México. Tan sólo en enero pasado, Petróleos Mexicanos incrementó en un 89% el pago de los intereses de su deuda.
¿Ante qué estamos?, simple y sencillamente pagando los platos rotos de una política económica —y de deuda pública— diseñada por el ahora canciller Luis Videgaray. Estamos frente a una peligrosa tendencia de la deuda pública, que se acentuará en la medida en que se incrementarán las tasas de interés en los siguientes meses, elevando aún más los costos financieros asociados a dicha deuda.
Pemex, el Gobierno federal y los gobiernos locales verán recortados significativamente sus recursos disponibles producto de un endeudamiento escandaloso e irresponsable. Más aún, el tamaño del gasto financiero asociado a la deuda está alcanzando niveles peligrosos que pueden afectar la solvencia misma de Pemex.