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El observador

IMPULSO/ Samuel García/Arena Pública
La hipocresía en el gasto público. Primera Parte
“Amarrarse el cinturón”
Es una frase coloquial muy gustada entre gobernantes, políticos y sus redactores de discursos en momentos de vacas flacas en las finanzas públicas. Es popular salir a decir que ‘hay que amarrarse el cinturón’, da una imagen de responsabilidad, de esfuerzo, de prudencia. Con frases como ésta, el político intenta identificarse con la dura realidad que vive el ciudadano de a pie. Pero es hipocresía pura, tretas para ganar imagen y votos en el futuro, nada más.

La difícil situación por la que atraviesan las finanzas públicas impone una revisión a fondo del presupuesto. Una reconstrucción de la estructura del gasto público y una cuidadosa revisión de cada uno de los compromisos que se han firmado, como la que ofreció el ex secretario Luis Videgaray con el presupuesto base cero, aunque no la cumplió.

Sin embargo, la realidad es que el abultado gasto corriente que ejerce el sector público ha quedado intacto. Los onerosos compromisos que han firmado los funcionarios públicos con sus sindicatos no han cambiado un ápice. Un claro ejemplo es el convenio que los diputados firmaron en este año con su sindicato. Nada ha cambiado para ellos, aunque digan que se están ‘amarrando el cinturón’.

En 2016, la Cámara de Diputados contabilizaba 2,864 trabajadores, de los que 1,481 eran de base, sindicalizados. Para 2017, este número se elevaría ligaremente: 1,492 de base sindicalizados.

El convenio de prestaciones que firmaron los legisladores con el Sindicato de Trabajadores de la Cámara de Diputados es tan jugoso para los trabajadores que muchos de ellos obtienen prestaciones que equivalen a más de cuatro veces su salario anual.

No hay espacio suficiente para describir todas las prestaciones listadas en las 16 páginas del Convenio, pero le describo solo algunas.

Como “Apoyo a la economía familiar”, la Cámara entrega a cada trabajador el equivalente a 73.36 días de salario mínimo al mes en dos exhibiciones, además de los $2,350 pesos mensuales que recibe cada trabajador de la Cámara en “Vales para Tiendas de Autoservicios”.

Y aunque pareciera redundante, cada trabajador recibe de la Cámara una “Ayuda Mensual para Renta, Transporte y Despensa” equivalente a 30.11 días de salario mínimo y, como pilón, la Cámara les otorga cada mes el equivalente a 8.03 días de salario mínimo por algo que se denomina “Prestación Sindical”, monto que se incrementa dependiendo de la antigüedad del trabajador. Así que, tan sólo en estas cuatro prestaciones, los trabajadores de la Cámara de Diputados reciben por lo menos $10,493.95 pesos cada mes.

Pero eso es sólo el comienzo de la larga lista de prestaciones, pues en calidad de “Gratificación Anual” (independientemente del aguinaldo), la Cámara entrega en diciembre el equivalente a 20.40 días de salario mínimo a cada trabajador. También otorga el equivalente a 20.62 días de salario mínimo como “Ayuda para la Cena de Navidad” y el equivalente a 45.22 salarios mínimos al año en “Ayuda de Pasajes”, lo que se entrega en dos exhibiciones.

En el Día del Trabajador de la Cámara de Diputados (5 de agosto), los repartos de dinero que hace la Cámara son generosos, por “Día de Asueto”, se entrega a cada trabajador el equivalente a 23.51 días de salario mínimo y como “Estímulos por antigüedad” se entrega un mes y medio de la percepción total al cumplir 10 años, cuatro meses por cumplir 15 años y cinco meses del total de las percepciones por cumplir 25 años.

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