El Mar Negro había sido considerado un escenario geopolítico secundario en Europa, hasta la invasión guerra rusa contra Ucrania. Ahora es un punto de choques de diversos intereses.
Desde la expiración del acuerdo sobre cereales entre Rusia y Ucrania, han aumentado los ataques a buques mercantes por ambas partes en el Mar Negro. Rusia bloquea el acuerdo, intensifica los bombardeos contra los puertos ucranianos y amenaza con atacar a los cargueros.
Por su parte, la autoridad naviera ucraniana declaró zona de riesgo de guerra seis puertos de la costa rusa del Mar Negro, y sus represalias también han afectado las rutas comerciales rusas. Para ambos Estados, el Mar Negro es la puerta de entrada al mundo; los intereses estratégicos y económicos son grandes. Pero los demás Estados ribereños, sobre todo los países de la OTAN Turquía, Bulgaria y Rumanía, también tienen intereses tangibles en este mar interior entre Europa y Asia.
El mar se considera un trampolín desde el que Rusia puede ejercer su influencia en el Mediterráneo, Oriente Próximo, el norte de África y el sur de Europa.
El Mar Negro también permite a Rusia acceder a Estados más lejanos en los que es militarmente activa, como Siria o Libia. Rusia ya mantiene su propia base naval en Tartus (Siria).
El corazón militar de Rusia en la región es la Flota rusa del Mar Negro, que tiene su cuartel general en Sebastopol ininterrumpidamente desde 1793.La ciudad portuaria de la península de Crimea, anexionada por Ucrania en 2014, tiene un significado especial para Moscú. Posee uno de los escasísimos puertos rusos de aguas profundas que puede utilizarse con fines militares incluso en invierno.
Hasta qué punto Moscú busca mantener su hegemonía sobre la región del Mar Negro lo demuestran los numerosos conflictos regionales que Rusia ha fomentado deliberadamente en los últimos años. Según el derecho internacional, Rusia sólo puede poseer cerca del 10 % de toda la costa del Mar Negro. Pero, de facto, ha ampliado cada vez más las zonas bajo su influencia, de modo que hoy controla más de un tercio del litoral.
En 2008, Rusia intervino en Georgia y estableció dos repúblicas leales a Rusia no reconocidas internacionalmente, incluida Abjasia, en la costa oriental del Mar Negro; en 2014, Moscú se anexionó la península de Crimea y, desde el estallido de la guerra de Ucrania en 2022, ha conquistado y ocupado amplias zonas del sur de Ucrania, que se encuentra en el Mar Negro. Y el Mar Negro también tiene una inmensa importancia para Rusia en términos de política comercial.
Moscú realiza gran parte de sus exportaciones de cereales, fertilizantes y otras mercancías a través de los puertos situados aquí. La ruta comercial a través del Mar Negro también está cobrando importancia para Rusia porque puede suministrar mercancías a países que no se han sumado a las sanciones occidentales contra Rusia.
Si el Mar Negro ya es de gran importancia para Rusia como ruta comercial, lo es aún más para Ucrania. Los cereales para el mercado mundial se embarcaban aquí hasta que el acuerdo sobre el grano con Rusia expiró a mediados de julio. Y es que la región del Mar Negro también está considerada uno de los mayores graneros del mundo. Antes del estallido de la guerra, Rusia y Ucrania sumaban el 60% de las exportaciones mundiales de aceite de girasol, casi el 24% de trigo y alrededor del 19% de cebada.
Así pues, mientras Rusia y Ucrania se disputan las rutas comerciales en dirección norte-sur, la ruta comercial en dirección este-oeste es cada vez más importante para Bruselas. Con Rumanía y Bulgaria, la UE tiene dos Estados miembros en la costa del Mar Negro, y ya se han celebrado acuerdos de asociación con Georgia y Ucrania. En Bruselas, el Mar Negro se considera cada vez más un importante corredor para el comercio, el transporte y las rutas energéticas entre Asia y Europa.
Como Europa abandona paulatinamente su dependencia del petróleo y el gas rusos, los Estados productores del Cáucaso, sobre todo Azerbaiyán, despiertan cada vez mayor interés. Bakú exporta petróleo y gas a Europa a través de Georgia y Turquía. La ruta a través del Mar Negro evita tanto a Rusia por el norte como a Irán por el sur, por lo que reviste especial importancia estratégica para los europeos, que han impuesto fuertes sanciones económicas a estos dos Estados.
Ankara es el socio más importante de la OTAN en la región del Mar Negro, un centro neurálgico para el comercio entre Asia Central, el Cáucaso y Oriente Medio.
Turquía busca asegurar su liderazgo en la región frente a la OTAN. En este contexto, la relación con Rusia es especialmente crucial para Ankara. El Mar Negro se considera, tanto en Ankara como en Moscú, una zona de interés absolutamente prioritario.