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El imparable saqueo de la herencia cultural de México

IMPULSO/ Gabriel Moyssen
Conocido en todo el mundo por sus tesoros artísticos, México continúa padeciendo el saqueo de su herencia cultural pese a las leyes nacionales e internacionales en la materia, debido a la falta de supervisión adecuada, corrupción y la indiferencia de otros gobiernos.

Como lo mostró la reciente subasta de una importante colección de arte precolombino en
París, los tratados bilaterales y multilaterales son insuficientes para evitar esta práctica cuando los intereses económicos particulares están involucrados, considerando que Francia y México tienen una Convención de Asistencia Mutua en Asuntos Criminales y que ambos países suscribieron la convención de la UNESCO sobre medidas para prohibir e impedir la importación, exportación y transferencia de propiedad ilícitas de bienes culturales de 1970.
El 18 de septiembre, la casa de subastas francesa Millon rechazó las acusaciones del gobierno mexicano sobre la venta ilegal de al menos 95 de 120 piezas, obteniendo EUR €1.2 millones por la colección de esculturas, máscaras y artefactos religiosos que van del año 1000 a.C. al siglo XVIII. Alexandre Millon, titular de la casa de subastas, armó que los “artistas” galos Manichak y
Jean Aurance, registrados como dueños de las obras, cumplieron todos los criterios legales para justificar la propiedad de la colección, que formaron desde 1963. Aún peor, argumentó que el gobierno mexicano “debería usar esta subasta para decir ‘miren la venta, así es como las necesitamos’, en los esfuerzos para detener otras subastas que no tendrían las mismas precauciones”, al agregar que su denuncia fue “ridícula”. “No es nuestra tarea juzgar la historia o legitimidad de los reclamos, ni la moral en general, más allá del prisma de un estricto marco legal”, enfatizó Millon.
El año pasado, luego de recibir un informe especial que solicitó, el presidente francés
Emmanuel Macron se convirtió en el primer líder occidental que inicia una revisión exhaustiva de las obras saqueadas en la era colonial y prometió regresar 26 piezas a Benín.
En un discurso en la Universidad de Uagadugú en 2017, aseguró que no aceptaba que “gran parte de la herencia cultural de varios países africanos esté en Francia”, al recalcar que “hay explicaciones históricas, pero no hay una justificación válida, duradera e incondicional”.
Sin embargo, Anne Grillo, embajadora de Francia en México, declaró que la subasta de Millon fue un “acto privado”. De vez en cuando, este tipo de “actos privados” suscita el debate en torno a si los coleccionistas y museos occidentales deberían devolver objetos a sus países de origen.
Desafortunadamente, a menudo ellos sostienen que ahí no hay condiciones adecuadas para garantizar el cuidado de las obras, recurriendo a justificaciones que rayan en el neocolonialismo y el desdén a otros pueblos.
Tomemos como ejemplo las palabras de Hartmut Dorgerloh, director del museo Humboldt
Forum de Berlín, respecto a la demanda de restitución de los países de origen: “¿Que tan atrás irán? ¿Hasta los tiempos romanos? Porque muchos artículos en Roma fueron robados en algún lugar de Grecia o del antiguo Egipto”.
Tabletas babilonias
Por su parte, el director del Museo Británico, Hartwig Fischer, señaló que mientras esa institución está “abierta a la cooperación” con los países que reclaman sus bienes, “las colecciones tienen que conservarse en su totalidad” (el año pasado, el museo devolvió a Irak una colección de 156 tabletas inscritas babilonias, saqueadas después de la invasión aliada de 2003 y contrabandeadas a través de Emiratos Árabes Unidos).
Dorgerloh tiene razón en un punto, no obstante, al destacar que la historia del saqueo y apropiación de objetos culturales es tan vieja como la civilización.
El estadista romano, orador, jurista y filósofo Marco Tulio Cicerón procesó al magistrado Cayo Verres por el saqueo de Sicilia; Ibn Jaldún (1332-1406), uno de los precursores de la historiografía, la sociología y la economía modernas, expresó a su vez su desencanto con la gente que realizaba excavaciones ilegales en el mundo árabe.
En el caso del México actual, Estados Unidos, España, Alemania e Italia son los principales destinos internacionales de los vestigios arqueológicos y monumentos históricos robados por organizaciones delictivas nacionales y transnacionales, de acuerdo con la Fiscalía General de la República (FGR).
En abril pasado, el FBI entregó al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) dos piezas de origen teotihuacano, una cultura que se estableció en el centro del país durante el periodo Mesoamericano Clásico.
Un mes más tarde, Italia devolvió casi 600 obras robadas de templos que fueron decomisadas en Milán; el lote ya es exhibido en el Museo Nacional de las Culturas en la Ciudad de México.
En 2018, tras un proceso legal de casi diez años en tribunales de Alemania, México recuperó dos bustos de madera olmecas con más de 3,000 años de antigüedad, originarios del sitio arqueológico “El Manatí” en Veracruz.
Las obras de arte olmecas fueron incautadas en 2008 al traficante costarricense Leonardo
Patterson por la Ocina de Investigación Criminal del estado alemán de Baviera, ante la que
México comenzó las acciones para lograr su repatriación.
En contraste, las negociaciones entre México y Austria en las últimas décadas han resultado infructíferas para repatriar el emblemático Penacho de Moctezuma, el tocado del último emperador azteca.
El origen exacto del tocado, fabricado con destellantes plumas verdes unidas por cordeles dorados, está a debate, aunque una versión sostiene que Moctezuma lo entregó al conquistador Hernán Cortés en el siglo XVI. Por los giros de la historia terminó en el Museo Etnológico de Viena desde el siglo XIX, acompañado por artefactos litúrgicos dedicados a los dioses Quetzalcóatl y Ehecatl.
México y Austria discutieron en 2002 realizar un informe histórico-etnológico y un peritaje biológico de la pieza, así como su restitución a México a fin de restaurarla. Sin embargo, el país europeo decidió finalmente que era “imposible” devolver el quetzalapanecáyotl, o tocado de plumas de quetzal, dado el riesgo de vibración y colapso durante el traslado.
El gobierno mexicano espera reabrir las pláticas con Austria, esta vez con el objetivo de repatriar el penacho para su exhibición el próximo año como parte de la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, la capital azteca, resaltó EL UNIVERSAL este mes.
México aprobó una ley en 1972 que prohíbe la exportación de objetos culturales. Más de 40% de los sitios arqueológicos y monumentos históricos del país han sido blanco del saqueo, según el INAH.
Datos oficiales detallaron en 2016 que 90% de los artículos culturales robados, entre ellos piezas arqueológicas y litúrgicas, así como arte religioso, nunca son recuperados.
Entre 2003 y 2016 el INAH registró 4,757 objetos históricos y arqueológicos robados. Sólo 67 fueron recuperados por las autoridades, que han desplegado menos de 900 expertos en tareas de custodia para los cerca de 60,000 sitios arqueológicos del país.
Además, el INAH presentó 21 denuncias en la FGR contra la venta o subasta ilegal de vestigios arqueológicos en internet y redes sociales en los últimos cinco años.
En algunos casos, los habitantes de comunidades rurales pobres encuentran o roban piezas que deciden vender para mejorar sus ingresos Los intermediarios que las compran después las ofrecen a coleccionistas privados y comerciantes.