IMPULSO/ Ramón Durón Ruíz (†)
¡No sabía que se iba a casar contigo!
El Filósofo de Güémez afirma que la Navidad es época para el perdón y la reflexión, para recibir con respeto todo lo que llega, porque llega como una enseñanza, que te recuerda la importancia de aprender a vivir con la plenitud del Sol, con la fuerza de la Luna, para saber celebrar el milagro diario que te provee la fiesta de la vida.
La Navidad es oportunidad para dar las gracias al Señor por 365 días de bendiciones, Gracias por todo lo recibido; por la alegría y el dolor; por la felicidad y la nostalgia; por lo que fue posible y por lo que no pudo ser; por darnos el privilegio de caminar con salud, de beber con sed, de comer con hambre, de cantar con entusiasmo, de dormir con paz espiritual y despertar sin miedos.
En esta Navidad, en tu salud o en tu enfermedad; en tu abundancia o escasez; en tu amor o desamor; en tu alegría o en tu tristeza; en tus éxitos o fracasos; los deseos de tu amigo el viejo Filósofo de Güémez son uno solo: que DIOS sea la estrella que guíe tu camino, ilumine tu morada, y dándote una actitud mental positiva, llene de amor, bendiciones, felicidad, bienaventuranza, dicha, abundancia, plenitud y tus sueños de ser un triunfador.
El viejo Filósofo –discípulo de los abuelos de Güémez– te dice que si Navidad es sinónimo de nacimiento, es importante que hagas una reingeniería espiritual, en la que nazca una nueva toma de conciencia de lo poderoso que eres, porque “¡Todo en el universo está hecho para tu bien!”.
Dios es un experto en usar lo Insignificante para lograr lo imposible”. El viejo Filósofo desea con amor que en esta Navidad decretes que, a partir de hoy, no hay imposibles para ti si crees en ti mismo.
San Francisco de Asís afirmó: “Empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible… y de repente estarás haciendo lo imposible”.
Este viejo campesino de allá mesmo te invita a que hagas la siguiente oración:
“Padre bendice a mis amigos, a mi familia, a mis seres queridos, a todas las madres del mundo, a los ancianos, fuente inagotable de sabiduría; a los niños que son los proveedores de nuestras ilusiones, aquellos que nos permiten ver en las cosas pequeñas de la vida el espíritu de la navidad.
Bendice Padre a los jóvenes, de ellos aprendemos el valor de la riqueza, porque son felices con lo que tienen; acuérdate de los profesionistas, ayúdalos a encontrar en el servicio el camino para llegar a ti; bendice a los caminantes y a los viajeros, de ellos aprendemos que quien no sueña con grandes realizaciones, jamás logrará dar un paso, que las metas son esencia del alma humana.
Has que el espíritu navideño inunde de salud y bendiciones los hogares del mundo, ayúdanos a no perder las pequeñas alegrías esperando la gran felicidad; has de las raíces de mi pino navideño fuente inagotable de oración; del tronco sonrisas y sueños; de las ramas amor que me acerque a todos, para llegar a ti; y finalmente en la parte superior que la estrella, sea tan grande como mi sed de ti, tan fuerte como la esperanza; que sea pan para los pobres, faro que guie en la adversidad, esperanza que enseñe a vivir el HOY a plenitud, a comprender el porqué de la vida y de las cosas”.
Hoy, el viejo Filósofo comparte la alegría por el milagro de la vida, la frase célebre dice: “Regala una sonrisa y tendrás amigos, frunce el ceño… y tendrás arrugas” El poder del humor tiene la magia de que no se te arrugue el alma. ¡Feliz navidad!
A propósito, resulta que dos políticos estaban en la cantina, gozando del jugoso aguinaldo y preparándose para recibir la Navidad, uno le dice al otro:
— Mira, tú me conoces bien, sabes que soy un pela’o bien parecido, musculoso, amiguero, muy “viejero” y muy bragado, sabes que enjugue entre mis brazos la fogosa carnalidad de mi vieja adorado y no una sola vez, sino enormidad de veces antes de casarnos, pero cuéntame… ¿Y tú?
— ¡No, po’s!, yo también, pero… ¡no sabía que se iba a casar contigo!
DATO:
Hoy, el viejo Filósofo comparte la alegría por el milagro de la vida, la frase célebre dice: “Regala una sonrisa y tendrás amigos, frunce el ceño… y tendrás arrugas” El poder del humor tiene la magia de que no se te arrugue el alma. ¡Feliz navidad!