Agosto 14, 2024
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El Fantasma Privatizador de la Salud

IMPULSO/ Gonzalo Vaca

Los Proyectos de Prestación de Servicios (PPS) siempre han sido severamente cuestionados, aún antes de su aplicación en México.

Ante la absurda apuesta porque sea el Estado el que tenga que construir todo en este país, el esquema innovador, por decir lo menos, ha sido objeto de controversias cuando ya ha sido exitoso en otras partes del mundo; en el Reino Unido cada año se destinan más de 4 mil millones de dólares en proyectos de Asociación Pública Priva (APP).
El estatismo que ahora regresa con toda su fuerza, encumbrado en la filosofía de la 4T, exigirá poner fin a este tipo de proyectos de coinversión entre el sector público y el privado. La idea de que la iniciativa privada invierta en el desarrollo de infraestructura de alta especialidad y dejar al Estado la tarea de invertir en la mejora de los servicios básicos, parece ser una mera ilusión.

El Estado tendría la obligación de otorgar certidumbre jurídica a la inversión privada, nacional e internacional, con la consecuente generación de empleos; garantizar la inversión y el desarrollo de mejores condiciones de equilibrio social y estabilidad nunca ha sido mala idea, aunque siempre ha sido satanizada bajo el precepto de corrupción, signo del neoliberalismo, aunque nunca se presenten pruebas.
Los defensores de la patria, han acusado al pasado inmediato por el desinterés del Estado mexicano para asumir la responsabilidad de ser el eje rector de la economía y han colocado a la política por encima de los proyectos modernizadores de infraestructura, continuando con la batalla por desacreditar todo plan privado y más aún si se trata de un Proyecto de Prestación de Servicios (PPS), que en la práctica no es más que un esquema para el desarrollo de infraestructura pública basado en un acuerdo de participación de largo plazo con el sector privado.
Sin embargo, es justo señalar que este tipo de proyectos siguen siendo benévolos al permitir liberar recursos del gobierno, máxime cuando la austeridad republicana se hace presente; obtener una alta eficiencia en la operación de las instalaciones; mantener tecnología de punta y tener acceso a servicios públicos de calidad, son –entre otras- las bondades.
Mucho se ha estigmatizado (particularmente en los sectores más sensibles, como el de la salud) en que la participación del sector privado es un grave error. Se da pie para que se abra el debate acerca de “privatizar la salud”, como si fuera el fin de la humanidad, aunque encontremos resultados positivos. Como ejemplo se pueden citar los servicios de alta especialidad, que son brindados de manera predominante por los grandes Institutos de Salud en la capital del país, que por cierto resultan ya insuficientes.
HRAE DE ZUMPANGO; REDUCE COSTO DE SERVICIOS
Aquí es cuando los Hospitales Regionales de Alta Especialidad (HRAE) toman un papel relevante y como ejemplo destaca el del Estado de México en Zumpango que ha incrementado su productividad hasta en un 65 por ciento y se prevé que el año venidero el porcentaje aumente considerablemente.
En este caso, es destacable también, la empatía y sensibilidad que muestra en todo momento la Secretaría de Salud del Estado de México ante las condiciones de vulnerabilidad de la población, sobre todo de aquella que sin seguridad social acuden a las unidades médicas para recibir algún tipo de atención de Alta Especialidad.
Esta acotación tiene como base un exhorto de la Legislatura Mexiquense que pidió a la Secretaría de Salud mexiquense y a la Dirección del Hospital Regional de Alta Especialidad de Zumpango que “…en al ámbito de sus respectivas competencias y en conjunto con la Asociación Público Privada que participa en la operación del mencionado Hospital, revisen los costos de sus servicios médicos, a efecto de que éstos puedan estar al alcance de la población que requiera hacer uso de los mismos…”.
En respuesta las autoridades de la Secretaría y del propio nosocomio se dieron a la tarea de realizar el análisis correspondiente para atender el llamado del Legislativo, determinándose -a través del órgano de Gobierno -, un tabulador de costo de los servicios acorde al perfil de los usuarios; hay que recordar que esta unidad médica otorga atención médica y de especialidades no solo a los mexiquenses de aquella zona de la entidad, sino también a los habitantes del estado de Hidalgo e incluso de la ciudad de México.
“La sensibilidad del gobierno del Estado de México quedó demostrada al implementarse una reducción sustantiva en el tabulador de costos del Hospital Regional de Alta Especialidad de Zumpango, que era una de las demandas más sentidas de los mexiquenses”: Gabriel O´Shea Cuevas, secretario de Salud.
Es así que en atención a la demanda del Legislativo en beneficio de la población, el HRAE de Zumpango aplicó en los niveles del tres al siete una reducción de entre el 32 y el 44 por ciento en el costo de los servicios. Además, es importante señalar que al 87 por ciento de los pacientes que son atendidos en el HRAE de Zumpango, se les aplica el tabulador de costos más bajo y eso se traduce en que cubren la cantidad mínima.
Como dato adicional vale la pena señalar que este hospital ofrece una lista de al menos 24 especialidades, entre las que destacan las de cirugía cardiovascular, de cabeza, de tórax, maxilofacial, nefrología, neumología, neurocirugía, cirugía vascular y hasta robótica, además de hospitalización, terapia intensiva para neonatos, niños y adultos, atención coronaria y una de las más equipadas unidades para pacientes quemados.
No tengamos miedo al fantasma privatizador de la salud; la coinversión entre el sector público y el privado, abona positivamente al cumplimiento para el acceso a servicios de salud de alta especialidad. Abramos la mente, levantemos la mira y rompamos ataduras. La transparencia y rendición de cuentas no debe estar está peleada con la inversión privada; sería otro error despreciar la participación privada en los grandes proyectos de infraestructura que le urgen a México, sobre todo en el sector de la salud.