IMPULSO/Agencia SUN
Puebla
Se acabó la mala racha del América. Sin hacer una gesta histórica, sin despeinarse demasiado, sin dudar de más. Triunfo (0-2) ante unos Lobos que regresaron a la Liga MX sin saber que siguen siendo de Ascenso.
Nada que recordar en este juego para las Águilas. Más allá del gol de Oribe Peralta, cuarto del torneo, y la confirmación de Diego Lainez, quien desde la banca hizo más que un piscinero Cecilio Domínguez. Por lo demás, un partido de trámite, porque el equipo poblano no tiene con qué responder, en banca y en cancha.
Ya en la agonía, Mateus Uribe anotó el segundo, de penalti.
Tres puntos que catapultan a las Águilas al tercer lugar de la tabla y terminan con la crisis… Trotando. Porque al trote, como haciendo el favor, así inició el juego el América, con poca intensidad; eso sí, mucha calidad, la suficiente para poner a raya a unos Lobos impetuosos, pero con poca eficacia.
Es verdad, la primera de peligro la tuvieron los poblanos. Fue un balón que le quedó botando de frente a Tejeda, quien —en vez de fusilar a Marchesín— lo hizo con el vendedor de papas, pues mandó el balón hacia la tribuna.
El América ni se inquietó por eso. Poco a poco, sabía que llegaría el gol. Juego aislado y previsible, pero ni así fue detenido por los Lobos. Desborde y centro, una y otra vez, sobre todo por conducto de Ibargüen. Dos remates de Peralta fueron el aviso; en el tercero, se abrió el marcador.
A partir de ahí, la enjundia poblana se acabó. Conscientes de que eran menos que las Águilas, los Lobos recularon y comenzó el show de Henry Martín con sus intentos de chilenas.
El juego se terminó cómo empezó: sin mucha intensidad. Para la anécdota, el penalti de último minuto anotado por Uribe, aunque Herrera quería que el defensa central Víctor Emanuel Aguilera fuera quien lo cobrara.
Al final, desobedecieron al “Piojo”, pero el América ganó.
Y la crisis terminó.