IMPULSO/ Ernesto Hernández Alarcón
Estados Unidos
Además de sorpresivas, estas finales de Conferencia de la NBA han sido un tanto ambivalentes, de las cuatro escuadras que disputan su boleto a los juegos grandes, hemos visto que en determinados encuentros han dominado ampliamente a su respectivo rival, creando un curioso vaivén de fuerzas de poder, marginando en cierta forma los cierres espectaculares, independiente, por supuesto, del dominio generalizado que ha tenido el impresionante Thunder de Oklahoma sobre los Warriors de Golden State.
En otras palabras, esta fase de eliminatorias ha sido en cierta forma insípida y volátil.
Me parece que debemos hacer un reconocimiento a los Raptors de Toronto, en los previos de estas finales, habíamos comentado que la escuadra canadiense iba a resultar de mero trámite protocolario para los Cavs de Cleveland de LeBron James. Hasta ahora, sin embargo, han dado una pelea digna de un equipo que por primera vez en su historia logra llegar a estas instancias para beneplácito de su grandiosa afición. Amén del resultado de la confrontación, esperemos que se siga invirtiendo en este equipo, para que logre trascender en las próximas temporadas. Por lo pronto, el binomio de KyleLowry y DeMar Rozan ya demostró de lo que es capaz, sin duda, podría ser uno de los más peligrosos “backcourts” del circuito. Su defensa, donde destacaría a Corey Joseph, también ha desempeñado un genial trabajo, logrando contener a unos Cavaliers que cuentan con demasiadas armas ofensivas y que, por lo observado el pasado miércoles, han retomado su nivel de superioridad. El día de hoy, se podría definir el destino de esta serie, que ojalá nos brindara una extensión a un séptimo cotejo.
Del lado de la Conferencia del Oeste, considero que debe haber un cúmulo fuerte de opiniones respecto al andar imponente de los Thunder de Oklahoma. Mi punto de vista respecto a ello es el siguiente: Se ha concentrado una mayor atención en los binomios o “tridentes” como los de Stephen Curry-Klay Thompson o LeBron James-Kyrie Irving-Kevin Love, que por el conformado por Kevin Durant-Russell Westbrook. Un dueto que lleva trabajando junto más de cinco años y al cual tal vez se le había subestimado por su falta de madurez en puntos críticos. Han llegado a la final de su conferencia cuatro veces en los últimos seis años, pero no han podido levantar el preciado trofeo Larry O´Brien. En este momento, estamos siendo testigos de dos jugadores que siempre han sido del nivel de talento de un James o un Curry o un Kobe Bryant, pero que no habían sido capaces de explotar al máximo ese potencial. Efectivamente, estos dos compañeros han recogido la pasta de campeón, la determinación que hace diferente a un estrella de un súper estrella y, por si fuera poco, han aprendido a jugar el uno con el otro y el uno para el otro. Prueba de ello es el enfoque con el que se resuelven dentro y fuera de la cancha. Tener dos piezas de tal nivel en un equipo y lograr ese equilibrio es una de las empresas más difíciles de un entrenador. De nuevo, reconocemos la labor del coach Billy Donovan. Ese balance de poder es probablemente la respuesta del porqué los Truenos de Oklahoma podrían erigirse como el nuevo campeón de la NBA.
