Noviembre 23, 2024
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IMPULSO/Ernesto Hernández Alarcón
Escape de Los Ángeles

El mercado de la agencia libre de la NBA y el reciente ‘draft’ universitario son elementos primarios que brindarán una nueva dimensión a la liga para la próxima temporada. La tendencia es más que evidente, la búsqueda de “súper-equipos” sobre la construcción de un proyecto con base en talento joven. Pareciera que algunas franquicias tratarán de evitar que los actuales campeones, Warriors de Golden State, se consoliden como una dinastía, algo que, bajo mi perspectiva, será muy complicado. A reserva del avance de las contrataciones claves que requiere el equipo de la bahía (Durant, Curry e Iguodala), me atrevo a pronosticar que repetirán el título. Por si fuera poco, hicieron un movimiento que algunos consideran como magistral al obtener en el ‘draft’ los servicios de Jordan Bell de Oregon vía los Bulls de Chicago. Este joven tiene versatilidad, atletismo y olfato defensivo. Si el citado Iguodala se mantiene dentro de la organización (elemento clave más propenso a salir), nada ni nadie podrá detener a los de Oakland.

 

Dentro de lo que acontece en California, cabe la pena señalar el trabajo que están haciendo los Lakers de Los Ángeles. Aparentemente, la guerra de los Buss ha terminado y la dirección que ahora asume “Magic” Johnson y Rob Pelinka pinta muy alentadora. Se llevaron al más preciado jugador del ‘draft’, alguien que promete regresar a la gloria a la franquicia lagunera, me refiero a Lonzo Ball. Y no sólo eso, prescindieron de D’Angelo Russell, quien fuera un interesante prospecto hace un par de años y que en realidad no cumplió las expectativas, en especial y tal vez por su baja en eficiencia defensiva. Asimismo, el pivote ruso Timofey Mozgov, junto con Russell, fue traspasado a Brooklyn, amortizando un muy oneroso y poco fructífero contrato. Medidas radicales bien enfocadas que en el papel se vislumbran bien y que con talento joven y recurso para firmar súper estrellas brindarán optimismo a los seguidores de los púrpuras. Sus vecinos incómodos, los Clippers de Los Ángeles, develaran en cuestión de muy poco tiempo lo que ya huele a fracaso monumental. Sus pilares, Blake Griffin y Chris Paul, probarán suerte en la agencia libre con altas probabilidades de mudarse a nuevos horizontes. Sin duda, los días al frente del equipo por parte de Doc Rivers están contados. Alguien me lo dijo alguna vez: “en materia de campeonatos, los Clippers son los Clippers”.

 

Profundo y más profundo

No me refiero a la polémica canción de Madonna, sino al hoyo en el que siguen descendiendo algunos equipos, dos de ellos emblemáticos de la NBA. Los Bulls de Chicago, traspasaron a Minnesota a su estrella Jimmy Butler a un costo mucho más barato de lo que esperaban. Este conjunto no tiene claro si entrarán en una reconstrucción o de alguna manera buscará armarse con veteranos, lo que los mantendrá en el limbo por lo menos un par de temporadas. Me pregunto si Dwayne Wade se retirara el próximo año con el jersey de la ciudad de los vientos. Por otra parte, los Knicks de Nueva York son una broma de mal gusto como es costumbre, ahora encabezada por Phil Jackson, quien a propósito se ha convertido en un manojo de contradicciones y, bajo mi apreciación, ha dejado mucho qué desear en su gestión como presidente. Pienso que su deseo por traspasar a Carmelo Anthony es buena idea, a quien en este espacio hemos criticado en más de una ocasión por su falta de liderazgo y extrema individualidad. Sin embargo, el “zen” Jackson hizo alarde de poco profesionalismo al manejar el asunto casi como si fuera personal ante los medios de comunicación. No contento con tal arrebato, ahora manifestó de forma similar que Kristaps Porzingis, un jugador que sin duda podría ser el futuro de los Knickerbox por su gran talento y personalidad, estará a disposición del traspaso. Si en Chicago es incierto su futuro inmediato, en Nueva York, lo es a largo plazo, una lástima para el mercado neoyorkino. Todos los que degustamos este deporte no sabemos a ciencia cierta si Jackson no habrá entrado en un periodo de la senectud donde se nublan las ideas, sobre todo por una estrategia que no tiene mucho sentido. No siempre un gran jugador o un histórico entrenador son garantía para formar parte de la cúpula de las mejores organizaciones, aquí tenemos un claro ejemplo de ello.

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