IMPULSO/ Ernesto Hernández Alarcón
Diferentes sensaciones
El escenario que estamos presenciando en esta final de la NBA es relativamente similar al del año pasado, los Warriors de Golden State van arriba dos juegos a cero contra unos Cavaliers que, a la postre, regresarían de manera espectacular para ganar la serie en un séptimo juego.
Dicha situación será simple y llanamente casi imposible que se repita. Coincido con lo que algunos analistas están citando: la “sensación” es muy diferente, se respira una clara superioridad a favor del equipo de la bahía, a tal grado que no me sorprendería que “barrieran” a LeBron y compañía a domicilio.
Números, estadísticas, récords, casillero, todo en absoluto, todo indica que esta versión de los Warriors está por encima no sólo de sus actuales rivales, sino de todo el circuito. Por si fuera poco, Steve Kerr regresó al comando, lo que imprimió un ambiente aún más positivo en sus filas.
Todo lo contrario del otro lado, el “King” James no puede ocultar su mal humor, irritado, arremetiendo con sarcasmo hacia algunos reporteros, evidente frustración. Cambios en el cuadro titular por parte de TyronnLue, J.R. Smith irá a la banca y entrará en su lugar Iman Shumpert, un movimiento que busca reforzar su costado defensivo, el cual ha sido más que superado, y no porque sea deficiente, sino porque la ofensiva antagónica es supra-humana. Alguien la definió con este apelativo: la turbina.
De hecho, un servidor consideraba que con el fichaje de K Durant al inicio de la temporada, tanto la defensa como la profundidad de banca se verían seriamente afectadas. Nada más alejado de la realidad. Por si fuera poco con la artillería que detentan, resulta que en los otros departamentos están más que integrales y eficientes.
Vaya, me voy a adelantar al año entrante, poniendo en riesgo mi objetividad periodística, pero si los Warriors logran retener otro año a Klay Thompson (el jugador que ha tenido que sacrificarse más tras la llegada de K Durant) y a André Iguodala (será agente libre al término de la actual sesión), apuesto doble contra sencillo que repetirán otra aparición consecutiva en finales. Regresemos a este momento.
El juego dos que se llevó a cabo el domingo pasado estuvo interesante hasta la mitad del tercer cuarto, des allí en adelante, los Cavs ya no fueron capaces de detener un ataque dosificado, independiente de lo destacado del binomio Durant-Curry. Todos tomaban parte de la degustación del pastel de puntos. Un equipo no sólo sólido sino además compartido. ¿Veremos algo diferente ahora que viaja el cotejo al QuickenLoans Arena? Pienso que no.
Por la tendencia natural que presentan estos formatos de altas y bajas, es probable que Cavs alcancen una victoria, con marcador cerrado y dramático (ojalá así sea por el bien del espectáculo, porque contrario a lo que pensábamos, la final guarda el mismo sabor insípido que lo que fueron los play-offs), empero, Warriors deben llevarse a casa un triunfo a domicilio.
El mismo entrenador SKerr ha demostrado en conferencia de prensa cierto escepticismo, en especial por él tema de los balones perdidos. Sabe muy bien que frente a LJames es muy riesgoso confiarse. Así que no permitirá ningún espacio de relajamiento.
Así mismo, debemos apelar a la gran experiencia del ya citado LJames, quien sin duda necesita más ayuda, no sólo de Kevin Love y Kyrie Irving, sino también de la banca, en especial Deron Williams y Kyle Korver (ambos me han decepcionado).
Mi conclusión: Esperaba más de estás finales, más competencia, más cerrados, más emocionantes. No obstante, me gusta ver la configuración de un gran equipo como son esta versión de los Warriors, uno de los más dominantes en la historia de este deporte.
No creo, insisto, que cambie mucha la dinámica hasta ahora expuesta, así que estoy seguro que Kevin Durant levantara los trofeos Larry O’Brien y el de M.V.P., aunque me gustaría de sobremanera ver un par de encuentros de poder a poder. Por lo demás, todo está dicho.