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Días de futbol

IMPULSO/ Raúl Garrido
¡Fuerza México!

Entramos en la recta final del torneo, el campeonato es corto, la vida es corta. Esperamos tanto a que comience la liga en el futbol mexicano que se nos va en un parpadeo, como la vida. En el 2006, le dimos un baile a Argentina y, en un abrir y cerrar de ojos, Maxi Rodríguez empalmó un balón de aire, lo mandó al fondo de la red y nos mandó de regreso a casa. Y así, en un parpadeo, muchas personas en el centro del país se quedaron sin casa, sin patrimonio. “La gente es fan de los futbolistas, pero, desde hace una semana, los futbolistas nos hemos vuelto fans de la gente. Han sido un ejemplo”, declaró Ricardo Antonio La Volpe tras el sismo que azotó a la Ciudad de México, Morelos, Estado de México, Puebla, Hidalgo y otros estados del país.
Por dos semanas, nos hemos olvidado del futbol, lo más importante de lo menos importante, para enfocarnos en los daños que ha causado el sismo. Hemos visto a diversos futbolistas, nacionales e internacionales, realizando campaña para ayudar a los damnificados. Chicharito, Layún y hasta Cristiano Ronaldo han donado, lo mismo Checo Pérez, pero quizá ha sido Jesús Corona quien se ha robado las miradas.
Chuy llegó a Xochimilco, de las zonas más dañadas de la Ciudad de México, para ayudar a la gente, lo hizo sin mucho ruido, sin publicidad, llegó como uno más, con pants y cubrebocas y se puso en fila para limpiar. Fue captado por un seguidor pasando una cubeta llena de escombro. Se ha limitado a pedir apoyo para Xochimilco, sin hacer énfasis en la ayuda que él mismo ha dado.
Como el de Chuy, hay cientos de casos de personas que no son figuras públicas, hemos vuelto al pasado. Estas últimas dos semanas hemos recuperado la memoria histórica de aquel desastre que marcó a la capital del país en 1985, hace 32 años, recordamos quiénes somos, somos mexicanos, somos unidos y somos fuertes, juntos podemos reconstruir a una de las ciudades más grandes y caóticas del mundo y así lo estamos haciendo. Sí, estamos jugando juntos, unidos por y para el mismo equipo, aunque algunos se quieran aprovechar de la coyuntura.
La muestra es lo que vemos a diario, no hay convocatoria para ayudar, es iniciativa propia. Lo mismo ayuda la gente para sacar el escombro que para preparar comida para los brigadistas, dar agua a quien así lo requiere. Da lo mismo si es un futbolista, un médico o un albañil, si es la señora que da asilo a la gente o el taquero que lleva el trompo de tacos al pastor para quien tiene hambre. Los mexicanos somos así, somos solidarios, nos hermanamos con quien más lo necesita, por lo menos el mexicano de a pie.
Estamos aprendiendo una gran lección de vida, nos toca 32 años después de aquella gran tragedia que parecía haber quedado sepultada en nuestra memoria, en la memoria de quienes lo vivieron de primera mano y en los videos de youtube que nosotros veíamos para darnos una idea de lo que había sido. Quizá el desastre llega en el momento en que peor la pasábamos los mexicanos, cuando desconfiábamos el uno del otro y el grado de estrés estaba en un tope alto. Donde el odio y la discriminación era el pan de cada día.
Por mucho tiempo vamos a recordar este día con dolor, doble tragedia con diferencia de 32 años, pero es una gran oportunidad para cambiar, no por dos semanas, sino por mucho tiempo. La solidaridad debe ser nuestro motor: sonreír, ser amables y educados. Será así como crezcamos como sociedad porque una sociedad fuerte es la base de un gran país. Ése ha sido nuestro problema desde que nacimos como nación.
La vida es como un balón redondo, siempre sigue rodando y, mientras ruede, habrá oportunidad de corregir muchas cosas. No nos queda más que mejorar como sociedad y hacer crecer a nuestro país, pues a nadie le importa más que Al mexicano de a pie. Fuerza México.

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