Diciembre 23, 2024
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Devuelven sonido a órgano eclesial en su 150 aniversario

IMPULSO/ Agencia SUN
San Matías Jalatlaco
A 150 años de su creación, el órgano oaxaqueño de la iglesia de San Matías Jalatlaco, Oaxaca, construido en 1866 por el organero Pedro Nibra, recuperó su sonoridad, se informó en el marco del IV Coloquio de Conservación de Órganos Tubulares, organizado por el INAH. Durante el coloquio, realizado en el Auditorio “Paul Coremans” de la CNCPC, se destacó el trabajo de restauración que realizó el Instituto de Órganos Históricos de Oaxaca (IOHIO), bajo la supervisión de especialistas de Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Cecilia Winter, directora del IOHIO; Eric González, egresado de la ENCRyM y restaurador de bienes culturales y Ryszard Rodys, organista e investigador del IOHIO, hicieron un recuento de la historia de este instrumento decimonónico, construido por Pedro Nibra, así como del proceso de intervención en la caja (mueble) y del mecanismo sonoro. La historia del órgano de la iglesia de San Matías Jalatlaco, refirió Ryszard Rody, se remonta a 1866, cuando el organero Nibra lo construyó y recibió un pago de 700 pesos, sin embargo, su funcionamiento no fue el óptimo por lo que cuatro años después de su entrega, su amigo Anastasio Sulaika lo reparó. Tiempo después volvió a fallar, por lo que su constructor efectuó una reparación general en 1880, y recibió un pago de 61 pesos. Tras esta nueva intervención se pintó de azul, como se encuentra en la actualidad.

En 1889, Nibra hizo un ajuste más, lo que le permitió que funcionara debidamente hasta 1945, cuando José Delgado, organero de Guadalajara, lo reparó nuevamente y dejó su inscripción dentro del instrumento. Posteriormente, llegó a Jalatlaco un órgano Hammond y, con ello, el instrumento tubular quedó en el abandonó en la década de 1970.

Por su parte, Eric González, responsable de la restauración, indicó que para devolverle la funcionalidad al órgano se intervino en dos etapas: en la primera se atendió la estabilidad material y estética de la caja, y en la segunda el mecanismo sonoro. Previo a la intervención se hizo un registro detallado de la pieza para documentar el estado inicial y su técnica de manufactura. Posteriormente se retiraron los elementos sonoros y se procedió a una fumigación de la caja y el fuelle que presentaban larvas de insectos xilófagos. También se realizó limpieza superficial y química para eliminar manchas y excretas de palomas.

González indicó que se restituyeron faltantes en las tallas caladas que decoran la parte alta del mueble, así como cinco tiras de madera afectadas por insectos en el lado izquierdo de la caja, se resanaron las galerías y se repuso un fragmento de la letra N del monograma de Pedro Nibra que se halla en la fachada a la altura de la consola. Finalmente, se realizó una integración cromática con la técnica de rigatino en las lagunas visuales que presentaba, con lo que se logró restablecer el valor estético de la caja.

En la segunda etapa, efectuada de abril a julio de 2016, se trabajó en la mecánica sonora del órgano. Se desmontaron los tubos, fuelles, secreto y teclado. Se hizo la limpieza de todos los elementos y se aplanó el secreto (caja provista de un sistema de válvulas y canales de aire en la cual se apoyan los tubos del órgano). Se remplazó la madera del fuelle, que también estaba afectada por los insectos, y se limpió el teclado; se restituyó más de 70 por ciento de los tubos faltantes y se afinaron para darle nuevamente sonido.

El órgano —de 2.40 metros de altura— cuenta con un teclado alargado y es de temperamento suave lo que ofrece más opciones de repertorio a los organistas. Cecilia Winter, señaló que el órgano se volvió a escuchar al conmemorarse 150 años de haber finalizado su construcción, según señala una inscripción que se puede observar en la caja (16 de julio de 1866) y la del nombre del organero Pedro Nibra.

Foto: Diario Marca

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