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Detox, moda convertida en negocio

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Bien podría ser un gazpacho, una limonada o un muffin con carbón activo; pero lo importante es que sea detox. Detox, detoxificante, antitoxinas… da igual cómo lo nombres si hace referencia a su poder de limpiar lo “tóxico” de tu cuerpo. Pero no te dejes engañar por la “lógica”. Tu cuerpo no genera toxinas, ni necesitas nada “detox” para “limpiarte por dentro”. Lo máximo que vas a conseguir es gastarte más dinero. ¿No me crees?

¿Qué es una toxina?
Detoxificante es una palabra compuesta que hace referencia a limpieza. Limpieza de toxinas. Según entendemos, las toxinas son sustancias “malas” producidas por nuestro organismo ante el estrés y la ingesta de sustancias poco naturales, cargadas de químicos que nuestro cuerpo no puede procesar adecuadamente. Y hasta aquí… todo es falso. Toxina, probablemente una de las palabras peor empleadas de nuestro vocabulario, proviene de toxikon, en griego, que significa “flecha”. ¿Cómo, qué tiene que ver una flecha con lo tóxico? Paciencia, que llegaremos. Antes de eso, veamos qué es una toxina. Se llaman así a las sustancias de origen biológico cuya finalidad es dañar un organismo. No son toxinas las sustancias producidas de manera artificial. Sólo se cuentan entre ellas las producidas por tejidos vivos de manera “natural”. Podemos considerar que toxina y biotoxina son sinónimos para describir las mismas sustancias, cuya naturaleza puede ser muy variada, en términos biológicos. Pero su finalidad es siempre la misma: causar un daño a otros organismos. Las toxinas son, literalmente, armas biológicas que emplean todo tipo de seres vivos (hongos, animales, bacterias…) contra otros seres vivos.
Es un buen momento para volver a lo de la flecha. Tal y como podemos ver en cualquier diccionario etimológico, tóxico viene del latín toxicum y este del griego toxikon pharmakon, o “veneno para las flechas“. La metonimia parece apropiada al nombrar al veneno ya que estas sustancias tienen el único objetivo de dañar, como si de una flecha se tratase. Eso sí, las toxinas también pueden tener una razón defensiva. No todas están diseñadas para la depredación. Desde el veneno de las abejas hasta la toxina botulínica que provoca el tétanos, pasando por la ponzoña de las serpientes, arañas o ranas… las toxinas son muy diversas y todas dañinas. Entonces ¿provoca algún tipo de veneno dañino nuestro cuerpo? Hasta donde sabemos, no.

Un mito llamado detox
Atendiendo a lo puramente semántico, no tiene sentido que tomemos nada detox porque, en realidad, nosotros no producimos ningún tipo de toxina. De hecho, si la produjésemos, tampoco tendría sentido porque serviría para eliminar un veneno que cumple una función para nosotros. Nuestra propia toxina no debería de hacernos daño (bien porque estamos inmunizados, bien porque no podemos administrárnosla). Pero bueno, ¿entonces estamos limpios como una patena por dentro? Si hoy has ido al baño sabrás que no. Efectivamente, como producto de nuestro metabolismo, de la vida, existen un montón de sustancias de desecho terriblemente tóxicas que se acumulan en nuestro cuerpo. Una de las más comunes es la que nos obliga a ir a orinar, el ácido úrico. El amonio y todos sus derivados, procedentes de las proteínas “rotas”, es terriblemente tóxico y hay que expulsarlo lo antes posible.

Trasplante fecal
Eso también ocurre con otros materiales sobrantes y sustancias de desecho que expulsamos tras la digestión, mediante el sudor o, incluso, al respirar. ¿Son todo esto toxinas? Rotundamente no. Pero ¿su origen no es biológico? Claro que lo es. Pero su intención no es dañar a otro organismo (ni tampoco al nuestro). No son venenos, ni funcionan como tales. Y, por esa y muchas otras razones, no pueden ser considerados toxinas. Por tanto, no pueden ser tratados con un tratamiento detox, que pasa a la categoría de estafa en este mismo momento. La única manera de eliminar estos desechos es… pues yendo al baño, ni más ni menos. Gracias a la evolución, nuestros cuerpos son terriblemente eficientes eliminando todas estas sustancias de desecho (muy mal llamadas toxinas por algunos) y no necesitamos ayuda para ello más que en circunstancias patológicas, momento en el que la medicina entra en juego. Con una dieta equilibrada y hábitos saludables es más que suficiente sin tener que recurrir a nada “detox”.

El negocio está en la mesa
Hasta la fecha no existe ni una evidencia fuerte que hable en beneficio de las dietas y remedios detox. Estos van muchas veces unidos a dietas para adelgazar. La idea de quedarnos limpios y con una línea de ensueño es la madre de todas las ventas. Así que los complementos alimenticios y los modelos de negocio unidos a la nutrición están siempre (y digo siempre) de moda. A pesar de que nadie puede clamar la razón científica en este tipo de dietas, todo el mundo utiliza este lenguaje pseudocientífico, muy rimbombante y con mucho gancho para proclamar su nuevo milagro saludable. Eso, unido a la lógica retorcida que tenemos, aderezado con un poco de sano miedo, hacen la mezcla perfecta para el negocio. Pero recordemos que la razón falla, y la lógica, hija bastarda de esta última, más aún. En la nutrición y en la salud las cosas no son nada sencillas. Lo único que nos queda es informarnos y tener un poco de escepticismo. Nadie da duros a pesetas. Ni tampoco existen los remedios panacea. Si alguien promulga tener una dieta milagrosa que te limpiará “todas las toxinas que tiene tu cuerpo”, lo mejor es que le contestes con un “ya voy solo al baño, gracias”. Te ahorrarás tiempo y dinero. HIPERTEXTUAL.COM

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