IMPULSO/Gabriela Landetta
Toluca
La única manera de entender la manera en que los pueblos del pasado mantenían relaciones entre sí a través de problemas de dominación, de procesos de tipo económico, ideológico o militar es precisamente a través del estudio de los caminos.
“Desafortunadamente, como no se trata de un tipo de indicador arqueológico equivalente a lo que son los basamentos prehispánicos, no reciben la misma atención y muchos de ellos están desapareciendo”.
Así lo manifestó el arqueólogo de la Universidad Autónoma del Estado de México, UAEMéx, Rubén Nieto Hernández, quien se ha enfocado especialmente en rescatar información sobre el antiguo camino México-Toluca.
“Hoy en día, la construcción de nuevas vialidades y del tren interurbano destruyó gran parte del camino real”, expresó al señalar que se trataba de un camino legendario que iba desde la zona de Amomolulco, en Lerma, hasta la entrada de Cuajimalpa.
Dijo que, con la autopista México-Toluca y sus ampliaciones, se destruyó buena parte de sus trazos, pese a que participaron especialistas del INAH, aunque se desconoce cuál fue su papel en el rescate y recuperación de esa infraestructura diseñada en la antigüedad; además de que, de acuerdo a las investigaciones realizadas, las primeras evidencias del antecedente del Camino Real datan desde el año 1200 de nuestra era.
“A pesar de que no hubo contacto entre las diferentes culturas, había un saber que se fue heredando a través de los siglos y que funcionó hasta muy entrado el siglo XX”, por lo que aseguró que ese proceso de construcción de caminos nunca se detuvo.
Finalmente, destacó que es fundamental conocer lo que fueron esos antiguos caminos para entender la dinámica de las sociedades de esas épocas.