La reina de Inglaterra recibe el último adiós en presencia de mandatarios de todo el mundo, antes
de ser enterrada en Windsor
“El trabajo es la renta que pagas por la habitación que ocupas en la tierra”. Además de frases
épicas, la reina de Inglaterra deja en este mundo siete décadas de servicio a la Corona británica y
un grandioso funeral diseñado por ella misma que es ya parte de la Historia.
Reino Unido despertará mañana en una nueva era tras poner hoy fin al luto nacional por la muerte
de la soberana con un solemne funeral de Estado en la Abadía de Westminster de Londres,
donde Isabel II fue coronada en 1953, seguido de su entierro en Windsor.
La jornada histórica comenzó con el cierre de puertas de la capilla ardiente a las 6:30 (hora local),
poniendo fin a una cola que recorrió desde el pasado miércoles las orillas del Támesis a lo largo de
varios kilómetros. Cientos de miles de ciudadanos esperaron día y noche para presentar sus
respetos ante el féretro de roble de Su Majestad, en Westminster Hall.
Se entona el ‘God save the King’ en el funeral de la reina Isabel II
Con rigurosa puntualidad británica y en medio de un silencio apabullante, el ataúd fue depositado
a las 10:42 sobre un carro de artillería utilizado anteriormente para los funerales del rey Eduardo
VII, Jorge V, Jorge VI, Winston Churchill y Lord Mountbatten. Sobre el féretro, dos coronas: la
Imperial del Estado, y otra de flores con plantas de los jardines del Palacio de Buckingham,
Clarence House y Highgrove House que incluían romero (símbolo del recuerdo), mirto (que lució la
reina en su ramo de novia) y roble inglés (que representa la fuerza del amor).
Los cerca de 2.000 invitados in situ a las exequias comenzaron a llegar a la Abadía a las ocho de la
mañana, entre ellos 500 jefes de Estado y dignatarios extranjeros, miembros de la realeza llegados
de todo el mundo, militares condecorados por su servicio al país y civiles que han destacado por su
labor en la comunidad. Los líderes políticos llegaron en autobuses, así como los Reyes Felipe y
Letizia, y los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía.
La excepción fue el presidente de EEUU, Joe Biden, que acudió en su coche blindado, conocido
como la bestia, y que acabó atascado durante varios minutos en Marble Arch. El presidente
francés, Emmanuel Macron, de la mano de su mujer, Brigitte, fue uno de los primeros mandatarios
en ocupar asiento. Los ex primeros ministros británicos John Major, Tony Blair, Gordon Brown,
David Cameron, Theresa May y Boris Johnson entraron a la Abadía en grupo, acompañados de sus
respectivos cónyuges.
El féretro con los restos mortales de la reina realizó su último viaje entrada la tarde. A las 13:00, el
coche fúnebre recorrió los 35 kilómetros que separan Londres de Windsor, donde han residido 40
monarcas británicos. A su llegada, el capó estaba cubierto de las flores que lanzaban los presentes.
En la Larga Marcha que lleva al castillo aguardaban desde primera hora miles de personas para
acompañar la procesión, que culminó con la entrada del féretro a la capilla de San Jorge donde el
deán de Westminster ofició un breve servicio religioso con 800 invitados. Entre ellos la premier
Truss, su homóloga neozelandesa, Jacinda Ardern, el Rey Felipe VI y su madre, Sofía.
“El patrón para muchos líderes es ser exaltado en vida y olvidado después de la muerte”, añadió
durante su sermón el arzobispo de Canterbury, Justin Welby.
A las 19:30, Isabel II fue finalmente enterrada en una ceremonia privada con la familia real. En
Windsor, donde pasó su infancia, la soberana más longeva del mundo descansará junto a su padre,
el rey Jorge VI, la reina madre, su hermana Margarita y el que fue su marido durante 73 años,