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Desde las alturas

Coalición PAN-PRD-MC como cuento de princesas; en el PRI se registran protestas; no va la primera regidora por Fernando Zamora.

Arturo Albíter

Coalición PAN-PRD-MC como cuento de princesas
Mucho se habló de la famosa unión entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional. Pocos creían que pudiera concretarse, pero, finalmente, el viernes pasado se registraron en el Instituto Electoral del Estado de México y esperan que sea aprobada por la autoridad.

Una de dos, o buscan el poder por el poder, o buscan ser más competitivos ante una estructura priista que cada elección los termina avasallando.

Cualquiera de las dos y ante cualquier cuestionamiento tanto interno como externo los dirigentes de los tres partidos salieron muy contentos a ofrecer una conferencia de prensa. No podían ocultar la sonrisa en sus caras y sus fieles seguidores no dejaban de echar porras.

Con un Víctor Hugo Sondón, dirigente de Acción Nacional, que por momentos parecía el que tomaba la rienda del anuncio y contestaba la mayoría de las preguntas que les hacían los reporteros, entre las que se incluían las de su color, la conferencia no les causó sobresalto alguno.

Anunciaron que iban juntos en 118 municipios y en prácticamente todos los distritos locales. Dijeron que para asegurar la gobernabilidad de sus candidatos, en las planillas se anotaría una mayor cantidad del partido que encabezara la fórmula.

No adelantaron nombres porque apenas habían registrado la coalición y que eso sería hasta que la aprobarán. En fin, todo color de rosa. Todos felices, y con aparentes reglas claras y equilibradas para los tres partidos.

En el papel luce como una fórmula que puede dar pelea. Pero todos saben que en el PAN hacen a un lado a sus propios líderes, les inventan deslealtades y los expulsan, difícilmente dejan pasar a nuevos cuadros, está desaparecido Ulises Ramírez y no creo que de la noche a la mañana dejen de ser elitistas.

En el PRD las cosas no son diferentes, las tribus son dueñas y señoras de todo lo que tiene que ver en este partido y difícil que dejen pasar a alguien que no les asegure posiciones relevantes. Sin contar con las deserciones y las traiciones de que han sido objeto en los últimos meses.

Vamos a ver cuando vengan las negociaciones para las fórmulas, las planillas, los que harán campaña y los que no. Cuando requieran de recursos para la elección. Y cuando ganen, ¿cumplirán acuerdos?, ¿las posiciones administrativas serán repartidas o ésas no entran?

Esto apenas empieza y lo que vimos el viernes pasado fueron las palabras bonitas, como esas que se usan para conquistar a la novia, aunque ya sabes que le vas a poner los cuernos…

Se registran protestas en el PRI
Hasta el momento, parece ser que el pacto de unidad que obligó a firmar la dirigencia estatal del PRI a sus principales líderes les ha funcionado. Pocos han sido los levantamientos de inconformes, algunos en el norte del estado.

En el PRI sabían que la estrategia era arriesgada, los mismos que están en el poder, que sigan en el poder, pero en diferentes posiciones.

Los inconformes saben que sus protestas no tendrán eco y tampoco van a cambiar las decisiones que ya están tomadas.

A ver si se van armando otro documento para obligarlos a firmar y que no voten por otro partido. En el PRI no es común ver desbandadas, pero si al momento de armar las planillas, el poder sigue en los mismos de siempre, seguramente sin renunciar al PRI votarán por otro candidato…

Vamos a esperar, porque pareciera, sin afirmar, que en el tricolor cambiarían presidencias municipales para amarrar distritos. Lo importante es la gobernabilidad.

No va la primera regidora por Fernando Zamora

Cuando empezó a correr el rumor de que Fernando Zamora dejaba el cargo de presidente municipal para buscar la reelección, la pregunta obligada era la de quién se iba a quedar. Así que la primera regidora Rosario Velasco Lino levantó la mano y se puso a decir que ella sería la elegida.

Se le olvidó a la familiar del empresario convertido en político y delegado de Economía que del plato a la boca se cae la sopa. Si Braulio Álvarez, con sus limitaciones, y Guillermo Legorreta, lo mismo, fueron elegidos, al menos le eran leales a sus jefas. No creo que sea el mismo caso, ni en sueños se la darán

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