Diciembre 25, 2024
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Desde las Alturas

Por: Arturo Albíter Martínez

    Las dos caras de la moneda con la prohibición de 18 marcas de quesos y 2 de yogures.

    Empresarios acusan que sanción es infundada e irresponsable, hasta los que como Laura González del CCEM quien argumenta que afecta la economía en tiempos complicados.

    Profeco no midió consecuencias o realizó un plan estructurado para afectar a empresarios.

    Pregunta del día: ¿Profeco actúa tan eficazmente cuando se trata de defender al consumidor si la CFE les cobra indebidamente miles de pesos en sus recibos o en este caso prefiere conciliar?

Cuando empezó a circular la información acerca de la prohibición de 18 marcas de quesos y 2 de yogurt elaborados por empresas con reconocimiento nacional e internacional se desató un caos informativo y en todos los escenarios los grandes perdedores eran los empresarios, mientras que el Gobierno Federal se levantaba como el defensor de la normatividad.

No faltaron los que se rasgaron las vestiduras y de inmediato hicieron conjeturas sobre los alimentos que nos vendían empresas neoliberales y no podía faltar que culparan a viejos gobiernos de permitir que eso pasara en nuestro país.

Pero vamos por partes.

En la mañana la Secretaria de Economía en coordinación con Profeco dieron a conocer la suspensión inmediata de la comercialización de diversos productos denominados como queso y yogurt natural que no cumplen con la normatividad.

Para no engañar a los consumidores mexicanos y con el fin de proteger sus derechos, se prohíbe la comercialización de más de 20 productos denominados como queso de 19 marcas y 2 productos denominados como yogurt natural.

Más adelante en su comunicado enumeran los incumplimientos detectados, entre los que desatacan que usan la leyenda 100 por ciento leche sin serlo, adicionan grasa vegetal para sustituir a la leche, incluso que proporcionan un menor gramaje.

Entre las marcas se encuentran FUD, Nochebuena, Zwan, Caperucita, Lala, Aurrerá o Philadelphia.

La empresa señalada en el caso del yogurt es Danone.

Durante el día, las reacciones no se hicieron esperar, las empresas más grandes salieron a defenderse y rechazaron la suspensión de Profeco, además de aclarar algunos puntos.

Por ejemplo, Lala aclaró que la suspensión es para uno sólo de sus productos, el manchego deslactosado de 400 gramos en rebanadas. Y además dijo cumplir con todas las normas que los regulan.

Mondelez México empresa que produce y comercializa la marca Philadelphia de igual forma observó que era un solo producto y que la orden genera sorpresa y desconcierto ya que está totalmente infundada y daña la reputación de la marca. Además, que no fue notificada de la irregularidad encontrada.

Danone salió a informar que había corregido el etiquetado. FUD también se defiende argumentando que sus productos se apegan a las normas que exigen las leyes.

ORGANIZACIONES EMPRESARIALES DEFIENDEN A SU POSTURA

Coparmex o el Consejo Coordinador Empresarial salieron a fijar su postura y dijeron que la suspensión era infundada e irresponsable. O pidieron sensibilidad para solucionar el problema.

Laura González presidente del CCEM en el Estado de México fue clara al señalar que la prohibición no ayuda a solucionar el problema, primero se tiene que notificar, las empresas también tienen derecho a defenderse. Pero con la prohibición sólo afectan la economía.

Por su parte, Ricardo Sheffield titular de Profeco no se mueve de su posición y califica la decisión como histórica por la defensa de los consumidores.

En el contexto durante el día, la mayor parte de los supermercados y tiendas continuaron vendiendo los productos normalmente.

PARA TOMAR EN CUENTA

Varios puntos para tomar en cuenta.

Los empresarios no fueron notificados sobre la suspensión de los productos y en consecuencia no pudieron defenderse. Fueron culpables sin mediar una posición de su parte.

Además, el boletín publicado por Profeco y la Secretaria de Economía fue redactado con dolo, ya que generalizan en cuanto a los productos y señalan empresas que elaboran cientos de productos lácteos y una enorme variedad de quesos.

Entonces, el titular de Profeco al parecer buscó reflectores y elevarse al nivel de gran defensor de los consumidores mexicanos y declaró culpables a los empresarios.

Pero entonces ¿Qué pasa con los miles de mexicanos que a diario se quejan de cobros excesivos de parte de la Comisión Federal de Electricidad? Una de las empresas con el mayor número de quejas en el país. En ese caso ya no acusa, ni multa, ni sale a emitir comunicados donde defiende a miles de consumidores.

Por otro lado, a pesar de la prohibición para vender los productos y sacarlos del mercado, eso no se consigue con la simple emisión de un comunicado y menos alzando los brazos como el salvador del consumidor.

Se requiere de una logística importante y para cuando saquen de los anaqueles los productos, las empresas ya habrán cumplido con los requerimientos y pagado las multas. Entonces serán pérdidas económicas importantes por la mercancía que se movió, perdidas en horas hombre y en general todo es perder, perder.

Porque además los productos no son perjudiciales para la salud, de ser así los protocolos serían completamente diferentes y entonces sería un problema mayúsculo.

En este contexto parece claro que, en Profeco, o no midieron la reacción que habría con esta decisión y el titular Ricardo Sheffield buscaba reflectores. O todo fue un acto medido para afectar la imagen de grandes empresas líderes en el mercado.

En el boletín, en ningún renglón se alcanza a leer cuales son los productos en los que se encontraron irregularidades, generaliza que en quesos.

Es tanto como decir que todos los que trabajan en Profeco son unos corruptos porque algún inspector cometió un ilícito.

Nadie podría decir que es malo señalar irregularidades en la elaboración de productos y menos si son comestibles. Pero es igual de malo e irresponsable de parte de la autoridad afectar la imagen total de una empresa generalizando productos.

Pero es peor cuando en otros temas que también afectan al consumidor y su bolsillo, entonces la Profeco prefiere usar un método de mediación, en la que no siempre sale beneficiado el afectado.