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Desde las Alturas

IMPULSO/ Arturo Albíter Martínez

Se desfonda la actividad económica en el Estado de México, cae 2.1 por ciento anual y 1.4% trimestral.

Es claro que la acción gubernamental tuvo mucho que ver con esa caída. Problemas como el DUF que no se solucionan sin duda afectaron.

Mientras el gobierno federal “tiene otros datos” en el Estado de México prefieren callar como estrategia favorita.

Desde que se dieron a conocer los resultados del último trimestre de 2018 de la actividad económica estatal muchas veces se comentó en este espacio que el crecimiento estaba en peligro, que la actividad gubernamental estaba afectando directamente a los diferentes sectores y todo se confirmó ayer cuando el INEGI informó que caímos – 2.1 por ciento, somos la economía 28 de 32.

Difícil anotar en una sola aportación todos los números que merecen comentarse, así que primero hablamos de lo general y mañana mencionamos el tema de las tres actividades.

En otras palabras el Estado de México se convirtió en una carga para la economía nacional, no le aportó nada, al contrario se convirtió en una de las entidades que provocaron la caída nacional.

Difícil maquillar las cifras, decir que caímos -1.4 por ciento no ayudara mucho, porque caer a esos niveles es preocupante, pero lo es peor decir que la disminución es del – 2.1 por ciento.

Vayamos por partes. Es probable que en algunos espacios se mencione que caímos – 1.4%, y en efecto, esa es la caída en el primer trimestre de este año, pero si se compara con el mismo periodo inmediato anterior, o sea el cierre del 2018. En el comparativo anual, la verdadera caída marca una cifra todavía más preocupante ya que llega al – 2.1 por ciento.

Ahora si la intención es manejar el comparativo de trimestre a trimestre en el que caímos -1.4 por ciento, podremos darnos cuenta que al menos en los últimos tres años no habíamos tenido una contracción tan importante como esta y que el comportamiento de la economía es pésima.

Van dos años de la actual gestión y los números económicos no le cuadran al gobierno estatal, por el contrario sólo son una muestra de las pésimas decisiones que han tomado en estos rubros.

Sigamos en el comparativo de trimestre a trimestre desde el 2016. En este año ya se notaba que la economía no crecía al ritmo deseado. Pero la mayoría de los trimestres fue positivo aunque sea marginalmente, resulta que ese año el mayor avance fue del – 1.4% en el segundo y el peor fue el tercero con -0.1%. Los dos restantes también hubo crecimiento.

Para el 2017 la situación parecía que mejoraba, hasta la mitad del año se habían tenido dos crecimientos de 1.3% cada uno, al final y debido a la poca actividad económica gubernamental porque era el cierre del sexenio de Eruviel Ávila, el indicador cayó -0.1.

Con la llegada del actual titular del ejecutivo y dadas las expectativas que se tenían con el heredero de una dinastía que se había preparado para gobernar provocó que la actividad económica tuviera un salto importante hasta llegar al 4.4 por ciento.

La confianza del sector empresarial en el nuevo gobierno fue incondicional, ya que de un trimestre a otro no se había registrado un crecimiento tan importante.

Lamentablemente, diferentes sectores de la economía van perdiendo confianza en la presente administración y los números así lo reflejan, porque para el 2018 las cosas empezaron a ir mal.

Tres trimestres negativos, el primero con un bajón de -0.5%, para el segundo fue de – 0.6%, cuando el titular del ejecutivo cumple un año se avanza apenas un 0.1%, al cierre del año vuelve a caer a -0.1%, tiempo en el que se empezaban a prender las alarmas.

Pero todo parece indicar que eso sólo lo notaba el sector productivo, porque la acción gubernamental empeoró, los cambios en la Secretaría de Desarrollo Económico fueron una constante, la confianza se perdía, tanto así que los números dados a conocer por el INEGI ayer son una muestra de ello.

Al primer trimestre del 2019 se desfonda la economía a -1.4 por ciento.

Con los comparativos anuales, podrían ser más alentadores en lo que va del presente gobierno, al menos 2018, sobre todo por lo que ya comentamos la confianza que se mostraba al gabinete.

La variación anual registrada el año pasado fue para el primer trimestre un altísimo 5.1%. El segundo ya bajó a 3.1%, subió un poco al cumplir un año el gobernador en funciones a 3.4%, pero luego ya empieza a perder terreno porque al final del año cae – 1.1% y este trimestre como ya dijimos se desfonda al – 2.1%. Además el comparativo anual empieza a ser con número de la misma administración.

La frialdad de los resultados no deja espacio para explicaciones políticas.

Problemas como la poca inversión y sobre todo los problemas que a pesar de las promesas no se han cumplido en relación al Dictamen Único de Factibilidad han puesto al sector empresarial contra la pared y eso es completamente responsabilidad del gobierno actual.

Y si a lo anterior le sumamos las pésimas acciones de gobierno que se presentan en los municipios, donde a la mayoría de los alcaldes no les interesan temas de mejora regulatoria, de asuntos contra la corrupción o expedición de licencias por nombrar algunos, el resultado es evidente.

Lo peor es que el Estado de México se ha visto envuelto en la toma de decisiones del gobierno federal. Eso afectará con mayor fuerza a la entidad en el futuro.

Hoy trascendió que el mandatario estatal tendrá un evento con el Concaem y dado el bajo perfil del evento, parece que hará presencia para mandar un mensaje al sector industrial, de servicios y comercio, luego de los resultados dados a conocer por el INEGI. Aunque puede ser parcial, ya sabemos la política de cero explicaciones que manejan en el gobierno estatal.