IMPULSO/ Arturo Albíter Martínez
Columnista
- Difícil para los priistas salir a recuperar la confianza de los votantes cuando al interior no resuelven la división.
- Las estructuras están debilitadas.
- Las posiciones de primer y segundo nivel son para los recomendados que hicieron un pésimo papel con el ex mandatario Enrique Peña.
Parecía necesario para los del PRI en el estado, que su jefe político se reuniera con ellos para motivarlos y para decirles que no ha olvidado de dónde viene, algo que ya se prestaba a especulaciones; y es que aunque la presidente, Alejandra del Moral se reúne continuamente con parte de la estructura, lo cierto es que, hace apenas lo necesario para cumplir el tiempo que le resta al frente del tricolor.
Y es que si bien, los discursos del fin de semana se centraron en motivar a los priistas para regresar a las calles a trabajar y de reconocerse como oposición, por otro lado no han podido hacer una labor de reconciliación al interior del partido.
Y es que, si el efecto López Obrador jugó un papel preponderante, lo cierto es que mucho de la derrota se debió a que la otrora potente estructura priista se volvió en su contra; para muchos candidatos que hicieron campaña en zonas donde parecía que la derrota no era una opción, encontrarse con la realidad fue un golpe, y es que la traición fue un común denominador.
Los líderes de las colonias, las zonas, los pueblos o delegaciones, los que hacen posible funcionar las estructuras del PRI, dejaron de creer en ellos; y cómo no, si la elección de candidatos fue impuesta y la prepotencia de los líderes, llámese Ernesto Nemer y sus cercanos no fue cosa menor.
Parece que en el PRI no se van a recuperar tal y como ocurrió luego del 2000, cuando se perdió, por primera ocasión, la Presidencia del país, en aquel momento lo más importante fue fortalecer la estructura y vaya que lo lograron, al grado de volverse un referente en todo el país. Había mexiquenses por todo el territorio nacional cuando se trataba de tiempos electorales.
Ahora, no les ha sido posible recomponer la unidad al interior, incluso, una parte importante de esa estructura dejó de creer en el PRI, y me refiero a una de las que fue fiel durante muchos años, a los servidores públicos que se cuentan por miles.
En otro momento, era muy común que esa fuerza laboral, por convencimiento o por interés, salía a votar por el PRI. Ahora pasa todo lo contrario, porque pierden muy fácilmente sus empleos. Y no es que llegue la oposición, los mismos priistas despiden a los priistas sin el menor miramiento, incluso, el fenómeno fue un común denominador desde la época de Eruviel Ávila.
Cuando era candidato, prometió a los trabajadores del gobierno que no perderían sus puestos, la realidad fue otra. Y ahora, con la llegada de la actual administración, la situación es la misma. Priistas que corren a priistas, que salen dolidos por que ellos si trabajaron en la campaña del actual mandatario.
En los últimos meses, se han registrado cambios en el gobierno estatal y ha sorprendido el hecho de que llegan funcionarios que estuvieron, con el ex presidente Enrique Peña, y que muchos señalan como responsables de la debacle.
Ya llegaron incluso los que laboraban en el manejo del discurso o su imagen, y no dejan de hacer nombramientos, la semana pasada uno más en Televisión Mexiquense. Sólo como dato, el ex mandatario nacional salió con el peor nivel de aceptación de los últimos cinco sexenios.
Parece un doble discurso pedirle a los priistas que salgan a las calles y hacer un esfuerzo extraordinario para recuperar la confianza de la población, cuando le cierras las puertas en la administración estatal, para que ingresen únicamente los recomendados que se quedaron sin trabajo y que, muchos de ellos, siguen en posiciones de primer nivel desde hace más de doce años.
Datos del PRI
La semana pasada, el PRI cumplió 90 años. En julio renuevan dirigencia que acordaron abrir la elección a la militancia.
El PRI se recuperó de la derrota en el 2000 ahora está desprestigiado. Analistas políticos, incluso, refieren que en el 2021 podría tener una votación más baja que en el 2018.
Si en el 2000, los gobernadores priistas impidieron, para bien o mal, que el partido desapareciera, ahora van por el camino contrario, incluso a muchos los observan como “obsequiosos”. Si en el 2000 el PRI Edomex cargó con la responsabilidad de sacar adelante al partido en el país, ahora no parece ser la misma situación.
Gobiernan 12 estados. Donde vive el 35.9 de la población nacional. Diputados federales 47 y senadores 14 en ambas cámaras la tercera fuerza. 550 ediles y 184 diputados locales. Sólo en dos congresos estatales son primera fuerza.
En 1988, el PRI gobernaba en 31 entidades. En el 2000 eran 21, cuando perdieron la presidencia. Para el 2019 son 12, la cifra más baja.
Cinco estados siempre han sido gobernados por el PRI, algo que podría cambiar, y es que no es un tema de aritmética, es de ambición.
Todo esto no es bueno, porque es un hecho que a México y al Edomex, no les conviene un PRI débil, con pocas perspectivas de recuperarse.