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Desde las Alturas

IMPULSO/Arturo Albíter Martínez

Articulo

  • El mexiquense Enrique Peña a una semana de terminar su gestión y pasa a la historia como el presidente con la peor aprobación entre los mexicanos
  • Inició con grandes expectativas, incluso en su momento el gobernador Eruviel Avila parecía más vocero de la federación que ejecutivo estatal
  • Para que lo recordemos mejor, antes de irse le quita el último estímulo al precio de la gasolina

La gestión de Enrique Peña Nieto como presidente del país va a pasar como la peor calificada, desde aquel tropiezo por no poder decir cuáles eran sus tres libros preferidos hasta este pasado fin de semana que para cerrar con broche de oro su administración le retira el último estímulo que tenía el precio de la gasolina Magna.

De acuerdo a la última encuesta de Consulta Mitofsky el mexiquense terminará su paso por el ejecutivo federal con apenas el 24 por ciento de aprobación el peor desde el registro con Carlos Salinas de Gortari.

Sólo los primeros meses que llegó tuvo una calificación por arriba del cincuenta por ciento, fue lo mejor de su mandato con 55 por ciento y en seis años no volvió a esos niveles.

En 2013 cuando todos querían salir en la foto con él, su aprobación estaba en el 50 por ciento, pero empezó a bajar en los años subsecuentes a 41 por ciento, 33 por ciento hasta los últimas semanas del 2016 cuando se conoce del gasolinazo que llega al 17 por ciento. Todavía en agosto de este año se encontraba en el 18 por ciento.

De acuerdo a esta firma consultora, los temas que más afectaron la imagen de Enrique Peña fueron la liberación del precio de la gasolina y la lucha anticrimen, le siguieron el combate a la corrupción y que no mejoró la economía tal y como lo prometió unos años antes.

Pero si se le compara con los cuatro presidentes, el asunto para el originario de Atlacomulco se pone peor porque al hacer un promedio sexenal, el que ha tenido la peor aprobación y por mucho es Peña Nieto. Carlos Salinas alcanzaba un elevado 73.1 por ciento; Ernesto Zedillo el 54.9 por ciento; Vicente Fox el 57.9 por ciento; Felipe Calderón el 56.6 por ciento y Enrique Peña un bajísimo 35.4 por ciento.

Por ejemplo Carlos Salinas en su quinto año alcanzaba el 81 por ciento de aprobación, Ernesto Zedillo en su quinto año el 64 por ciento; Vicente Fox el primer año el 63 por ciento; Felipe Calderón su primer año el 62 por ciento y Enrique Peña nunca rebasó el 55 por ciento con el que inició.

Cuando Enrique Peña llegó al poder en el Estado de México había una inmensa alegría, no faltaba quienes pensaban que Adolfo López Mateos no sería rival de Peña Nieto. ¿Quién sería calificado como el mejor presidente mexiquense? era la pregunta que se hacían.

Eruviel Avila, entonces gobernador de la entidad se preocupaba más por ser el vocero del presidente en tierras mexiquenses, no había día que no replicará el mensaje de “su” priista número uno nacional. Los eventos terminaban con un gran aplauso para el ejecutivo federal.

Poco a poco empezó a ser relegado hasta la fecha que prácticamente nadie lo recuerda en sus discursos. A una semana de terminar es el mexiquense del que pocos quieren hablar, poquísimos defienden, ni sus más incondicionales y sólo un 24 por ciento de los mexicanos aprueba su mandato. Basta recordar que perdieron su tierra Atlacomulco debido a lo malo que le resultó su candidato recomendado.

Y para cerrar con broche de oro su paso por la presidencia y casi en silencio, desde el pasado sábado la gasolina magna ya no tendrá subsidio alguno.

Gracias a Enrique Peña ese día fue histórico, porque por primera ocasión el gobierno federal ya no pone el precio de la gasolina o le brinda estímulo.

Esto significa que los automovilistas pagarán todo el impuesto especial que es de 4.59 pesos por litro. Se espera que en un principio la diferencia la van a absorber los empresarios pero después se lo van a cargar al precio final.

Mucho por hablar del tema, sólo nos referimos en este momento a una pequeñísima referencia de porcentajes. Pero de entrada parece un triste adiós para el mexiquense del que todos esperaban más, mucho más.

 

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