“Hicimos el amor dentro de ese auto, luego ese auto lo explotaron, como todo o la mayoría de las cosas”. Así reseña el proyecto teatral Desarmes, del dramaturgo Ángel Hernández, la brutalidad del sitio a Sarajevo en los años 90, uno de los más largos en la historia moderna.
La lectura dramatizada, desarrollada este sábado en un edificio derruido de la Ciudad de México, desgranó la tragedia de los habitantes de una urbe incinerada y prisionera, mientras espera ayuda y liberación de algo parecido a entelequias: la OTAN y el entonces presidente estadunidense, Bill Clinton.
Exploró también las formas con las que los habitantes de la capital de Bosnia y Herzegovina sobrellevaban la vulnerabilidad de su existencia y el empeño de algunos por continuar su labor teatral en medio de la guerra.
La escritora estadunidense Susan Sontag montó entonces una versión de Esperando a Godot, de Samuel Beckett, con actores bosnios en la ciudad sitiada. El hecho forma parte de la escenificación de Ángel Hernández, originada en la investigación que realizó en 2018 en Sarajevo.
“Montar una obra significa mucho para los profesionales del teatro local de Sarajevo porque les permite ser normales, hacer lo que hacían antes de la guerra; no ser meros cargadores de agua o receptores de ‘ayuda humanitaria’. En Sarajevo los afortunados son aquellos que pueden continuar desarrollando su trabajo profesional”, expuso uno de los actores en la reciente puesta en escena.
El edificio ubicado en Uruguay 25, donado a la Universidad Autónoma Metropolitana, en remozamiento, refirió la situación material que prevalecía durante el conflicto, cuando los inmuebles sufrían constantes daños.
Hernández explicó que la construcción “nos recuerda de manera cercana los edificios bosnios. Además es una reflexión importante sobre la patria o el imaginario que puede urdir en un proceso de resistencia civil”.
En su interior, iluminado al principio por ventanales sucios y luego por algunas lámparas insuficientes, se apilaron puntales de madera y ladrillos cubiertos de polvo; más allá, viguerías de metal desnudo, que sirvieron de escenario para los actores Adrián Ladrón, Iazua Larios, Genny Galeano, Lucero Arreola, Osvaldo Sánchez y la reconocida Luisa Huertas.
Desarmes: memorias del sitio de Sarajevo se inicia con la charla vertiginosa de una pareja que atraviesa las calles y expone el peligro palpable que los rodea, las explosiones, los francotiradores y la arrogancia de los soldados ante los cuales se tienen que desnudar para demostrar que no llevan armas. Luego, el hombre recibe un balazo en el brazo, y mientras conversa con otro sobre la suerte de estar vivos, lo ve recibir un disparo en la cabeza.
Se ponen en juego deseos, esperanzas, planes de los protagonistas: el departamento que les permite estar juntos, tener un hijo, mantener su relación, que acabará de todos modos, mientras los soldados imponen su control en las calles, y son recluidos al extremo en sus domicilios, pues incluso se rumora que habrá bombardeos contra los sitios comunes de los departamentos.
Dos escenas relevantes se refieren al concurso Miss Sarajevo y el montaje de Sontag en la ciudad. Con ambas se intentaba llamar la atención de la comunidad internacional. En torno al certamen examinó “el estigma de la belleza sometida a la guerra”, pues dijo Genny Galeano: “la belleza no es la salvación de una guerra, la belleza es la guerra”.
En el último se da la participación de Luisa Huertas, quien interpreta a Inés Fancovic, primera actriz de la adaptación que desarrolló Sontag. “Días negros. Compañías teatrales que se conforman sólo de actores que saben llorar y, al momento de tener que reír, vuelven al camerino y toman su lugar”, declara la actriz mientras se maquilla.
Concluyó su intenso monólogo: “me pienso a mí, ejerciendo mi profesión de actriz en medio de un escenario debajo del cual habitan otras presencias de la historia que nos impiden irnos de aquí. Y, entonces, medito que, de alguna manera, debo seguir, como la espera, como el dolor, como el vacío, como la soledad del mundo reunido en esta sala vacía”.
Relata el empeño de los actores por seguir su labor en medio del sitio a Sarajevo