IMPULSO/ Luis M. Loaiza Tavera
Columnista
Cuando se utilizó como bandera de campaña el lema del ataque frontal a la corrupción, nació con ello un dejo de esperanza en los mexicanos, desde el candidato presidencial, hoy presidente de la república, hasta el resto de quienes buscaban un puesto de elección popular, utilizaron esa promesa como uno de los principales ejes de sus campañas pero, luego de ganar, el discurso cambió por una negativa a la “cacería de brujas”, mensaje que ha sido duramente criticado, pues la mayoría de los ciudadanos buscamos castigo para quienes, amparados en el poder, saquearon literalmente cada espacio de gobierno.
Los alcaldes mexiquenses, diputados y hasta senadores, siguen presentando una guerra de papel contra los gobiernos pasados, pero en la legalidad no existe una sola denuncia ante las autoridades correspondientes, por las irregularidades detectadas. Azucena Cisneros, diputada por Ecatepec, dijo que más del 50 por ciento de los ayuntamientos han registrado actividades ilícitas en el desarrollo de sus antecesores, pero nadie ha presentado su denuncia formal, pues a decir de la legisladora esperan a que se avance en el plazo ampliado de los 120 días para realizar las observaciones pertinentes.
Lo cierto es que esa forma tibia o miedosa en la que actúan los nuevos gobiernos y legislatura morenista, hace pensar mal al más santo y se refuerza el rumor de ciertos arreglos entre el PRI y el Movimiento de Regeneración Nacional, y más cuando es evidente que, en las administración actuales, muchos funcionarios identificados con el priismo se mantuvieron, hasta ahora en su lugar, mientras que cientos de operadores que se esforzaron en las campañas para que ganara su candidato, están en espera de alguna oportunidad.
Así vemos a directores y cargos afines, ocupados por las caras de siempre, con pocas excepciones, los principales puestos de toma de decisiones pertenecen a la que ahora debiera ser la oposición, y el desánimo podría convertirse en un enemigo natural para el nuevo partido, quien tendrá ahora que refrendar sus triunfos sin el amparo de la imagen de AMLO, por lo menos no en las próximas campañas.
Se antoja una estrategia de desgaste gradual ante la parsimonia de los nuevos gobiernos y las oficinas de prensa, en lugar de cuidar la imagen de sus patrones, se han distinguido por generar información adversa a los intereses políticos de los gobernantes.
En otro tema, el PRD se jugará su futuro en la próxima reunión nacional a celebrarse en los últimos días de este mes, donde definirán muchos líderes y militantes su permanencia en el agonizante sol azteca.
DATO
2017 representó la peor votación lograda por el PRD a pesar de ir en alianza con el PAN y con Movimiento Ciudadano.