IMPULSO/Miguel A. García
Toluca
Vecinos de la comunidad de San Mateo Atarasquillo, Lerma, detuvieron la actividad de la mina “PicaPiedra” al denunciar un severo daño ambiental, una afectación de hasta 50 hectáreas de bosque.
De acuerdo a los manifestantes, no sólo hay daño a la naturaleza, sino deterioro severo en todos sus caminos por el paso de camiones pesados, además del maltrato al Cerro Cauces. Refieren que a la explotación del recurso le sigue el daño a la salud, pues, además de la maquinaria operando por largas jornadas, hay polvaredas que deben de respirar todos los días, todo sin que ninguna autoridad haga algo.
“Están dañando a nuestros niños, a nuestra comunidad. Si no tenemos árboles, no hay agua, además, están haciendo un basurero en la lateral del río, hay llantas y basura, ya no podemos permitir esto”, declaró Juan García Chávez, vecino afectado. Reprochan con ello las grandes cantidades de basura que generan, de las cuales no se hace responsable la mina, sostienen que existía el compromiso de los dueños de desarrollar obras en beneficio de la población, pero nunca se han llevado a cabo.
“Ya no queremos la mina, sus apoyos son sólo dádivas que han dado a la comunidad por el deterioro ambiental; ya está convertido esto en un ecocidio”, fustigó Hilda Fuentes Hernández, primer delegada de la comunidad de San Mateo Atarasquillo.
Según reportes de la dirección general de la mina PicaPiedra, tienen autorizadas para su explotación 16.5 hectáreas de la zona, las cuales, aseguran, respetan en su actividad diaria. Por el cierre de este lunes, se vieron afectados en su producción y labor de 40 trabajadores.
Numeralia
50 hectáreas es el área que está afectando la mina Picapiedra, ubicada en la comunidad de San Mateo Atarasquillo, Municipio de Lerma.