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Del envejecimiento

Eva disidente, segunda época

Los actuales trabajadores y trabajadoras que alcanzarán su jubilación lo hacen con pensiones cada vez más bajas.
Isabel Custodio

Por el momento, ocho de cada 100 personas en el mundo son mayores de 65 años y las previsiones alertan de que serán cerca de veinte antes del 2050.

El envejecimiento, muy focalizado en las áreas más desarrolladas del planeta, es sensiblemente más intenso en Europa, donde uno de cada cinco ciudadanos es ya mayor de 65 años.

Se necesitará debatir en profundidad esta nueva realidad para establecer una estrategia integral. Los perdedores de las decisiones actuales que no se están tomando son los actuales trabajadores que alcanzarán su jubilación con pensiones cada vez más bajas.

Quienes hoy tienen más de 45 años serán los que se vayan jubilando con pensiones más bajas y, si no cuentan con otras fuentes de ingresos, serán insuficientes para mantener su calidad de vida.

En 2031, o sea “a la vuelta de la esquina”, uno de cada cuatro tendrá más de 65 años y el 62,5% de la población será menor de 16 años o mayor de 65 años, es decir población no activa.

Cuando solo cuatro de cada 10 personas estén en condiciones de trabajar, quizá (alguna más) porque la jubilación se está desplazando hacia los 67, ¿quién alimentará la economía?

La apuesta sería afrontar con realismo el reto del envejecimiento, pero, a la vez, aprovechar las oportunidades que supone la economía del envejecimiento que no es solo tener en cuenta que detrás existen gastos crecientes ,sino que además hay que explorar y aprovechar nuevos nichos de empleos en materia de turismo, ocio o salud.

Asimismo, debemos ser capaces de adaptar nuestro modelo laboral a esa realidad de personas “jóvenes”, mayores de 65 años que tendrán capacidad de trabajar durante muchos más y que probablemente encontrarán su espacio en los nuevos empleos que puedan surgir en una nueva industria vinculada a la “agingnomic” o economía del envejecimiento.

Envejecer con salud es algo que nos debe enorgullecer como sociedad.

Hay informes que hablan con naturalidad de los 120 años como edad límite de supervivencia para quienes nazcan en las próximas décadas.

Pero ¿nos estamos preparando para esa realidad? Es un desafío que coincide en el tiempo con el desarrollo tecnológico, lo que hace que si sumamos “mundo conectado” con “mundo envejecido”, tenemos la tormenta perfecta del cambio.

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