IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
- La exposición “Rojo Mexicano. La grana cochinilla en el arte” explica qué tienen en común piezas como “La Recámara” de Van Gogh y el Códice Mendoza de 1542.
La grana cochinilla, cuyo nombre científico es Dactylopius coccus, es un insecto de origen mexicano que crece en una variedad de nopal y que produce un colorante con cualidades tintóreas únicas.
Los antiguos mesoamericanos utilizaron la cochinilla en la pintura mural, en la pintura de jícaras, en el teñido de textiles, pelo animal y plumas, en la cosmética y en la pintura de códices. Ha sido posible demostrar que, en varios códices, el pigmento de cochinilla se encuentra no solamente en áreas rojas que varían desde el escarlata hasta el púrpura, sino también en las de color rosado y en mezclas o superposiciones con otros materiales, en café y algunas de color gris.
Los análisis sobre códices prehispánicos confirmaron el papel central que la cochinilla jugaba en la paleta de los pintores de códices de las regiones de la Mixteca y de la región de Puebla-Tlaxcala, es decir, de aquellas regiones en donde se daba la producción de la cochinilla.
Poco después de la Conquista de México, Carlos V escribió a Hernán Cortés para pedirle información sobre ese nuevo colorante rojo. El hecho de que el emperador requiriera un reporte de esta naturaleza es indicativo del alto valor que tenía en Europa, pues incluso llegó a ser el segundo producto de exportación más importante del país durante más de 300 año (después de la plata), desde mediados del siglo XVI hasta mediados del siglo XIX.
La cochinilla tuvo usos rituales y económicos, de tal manera que el pigmento llegó a tener un gran prestigio como repelente para insectos, para aliviar migrañas y sanar heridas. Desde mediados del siglo XVI, los principales comerciantes europeos y los ejecutivos de bancos mercantiles estaban tan interesados en la grana cochinilla como lo estaban en otros productos de alto valor con poco peso como los metales preciosos, la pimienta o el alumbre, pues eran fáciles de transportar y eran objeto de especulación financiera.
Podrás conocer más sobre este pigmento y el uso que se le ha dado por siglos, a través de la exposición “Rojo mexicano. La grana cochinilla en el arte”. Se trata de 49 piezas, la gran mayoría data del siglo XVI hasta fines del XIX y provienen de 16 colecciones nacionales y 21 piezas de 11 acervos internacionales.