IMPULSO/ María Elena Morera*
Hace unos días, nos sacudieron con la noticia de que México es uno de los países más corruptos del mundo. Y no sólo eso, sino que, de acuerdo a la medición de Transparencia Mexicana, el año pasado, nuestro país se encontraba en el lugar 95 y en 2016 pasó al lugar 123 de un total de 176 países, es decir, en lugar de mejorar, parece que vamos para atrás como los cangrejos y eso nos hace vulnerables ante el mundo.¿Qué es lo que está pasando?, ¿por qué los mexicanos no logramos escapar de esta inercia?, ¿por qué, a pesar de que se han evidenciado graves casos de corrupción de la clase política, se siguen manteniendo los privilegios, los aguinaldos estratosféricos, bonos extraordinarios, los viajes con todo pagado, etc?, ¿por qué el ciudadano de a pie continúa siendo parte de la corrupción ofreciendo sobornos, fingiendo que no pasa nada, burlando la ley, etc?
Hay múltiples respuestas a esto, pero sin duda no existe y nunca habrá una justificación para ser corruptos. Es comprensible que prevalezca el descontento social por tantas calamidades a las que hemos sobrevivido en los últimos meses los mexicanos, y comprendemos que éste no terminará mientras no se frene la corrupción y la impunidad, por lo tanto debemos ser parte activa y hacer lo que esté a nuestro alcance, y sobre todo no ser corruptos bajo ninguna circunstancia.
En Causa en Común hemos trabajado con las Policías y estamos ocupados por erradicar la corrupción en estas instituciones que son tan importantes para la sociedad y sobre todo son fundamentales en la cadena de seguridad.
Sabemos de primera fuente, porque hemos conversado con muchos policías, que en las corporaciones hay diversas razones que orillan a los elementos a ser corruptos: altos mandos que exigen cuotas, patrullas que no reciben recursos para gasolina, sueldos bajos, esquemas de castigos, entre otras tantas prácticas, que colocan a los policías en la peor de las situaciones. Sin embargo, a pesar de tantas razones hay policías honestos que deciden no ser corruptos.
En el diagnóstico elaborado por Causa en Común identificamos que además hay factores institucionales que propician o favorecen la corrupción, como: la ausencia de leyes y mecanismos claros de disciplina y sanción, la falta de condiciones que fomenten la transparencia y la rendición de cuentas, no hay protocolos para el uso de la fuerza y carencia de unidades de investigación que realmente sean independientes y no juez y parte como ocurre en muchas corporaciones.
Los policías honestos tienen que ser la regla y no la excepción. Por ello, proponemos el Modelo de Prevención y Combate a la Corrupción Policial que plantea cómo superar la vulnerabilidad y malas prácticas policiales desde un enfoque que trascienda el Régimen Disciplinario actual, a uno que haga frente al problema desde el ámbito institucional. Hasta el momento, cinco entidades federativas (Ciudad de México, Estado de México, Hidalgo, Morelos y Veracruz), las que concentran el más grande estado de fuerza, ya se sumaron a esta propuesta.
* Presidenta de Causa en Común