IMPULSO/ Arnoldo Kraus
Analista Político
Ni siquiera los políticos más iletrados dudan del valor de la educación. No hay quien no alabe, desde la Plaza Pública, la relevancia de la educación. Invertir en ese rubro mejora las condiciones de vida de personas y naciones.
Las bibliotecas, incluso en la “Era Internet”, son un espacio privilegiado. Libros, cursos, música, pintura, periódicos, revistas y conferencias, conforman un bello mosaico. Cuando se instalan en barrios deprimidos, como sucede con la Biblioteca Vasconcelos (BV), su valor es mayor.
Educar no es un lujo, es una necesidad. Imposible olvidar el ridículo que hizo Peña Nieto antes de ser presidente en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara cuando un periodista le preguntó sobre los libros que leía: dubitativo, volteó hacia un lado y otro. Ante el asombro generalizado no pudo responder. Educar no sólo es necesidad, es obligación del Estado. Así lo explicó en 1931, Federico García Lorca.
“Medio pan y un libro” es el título de la locución dictada en Pueblo de Fuente de Vaqueros: “Cuando alguien va al teatro, a un concierto o a una fiesta de cualquier índole que sea, si la fiesta es de su agrado recuerda inmediatamente y lamenta que las personas que él quiere no se encuentren allí… No sólo de pan vive el hombre. Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan, sino que pediría medio pan y un libro… Yo tengo mucha más lástima de un hombre que quiere saber y no puede, que de un hambriento….”. Daniel Goldin, y quienes acuden ávidamente a la Vasconcelos para colmar el hambre implícita en el saber, reproduce las ideas de García Lorca.
Los hechos. Siete datos de la BV (2017). 1. Número de visitantes: 1, 836,574. 2. Promedio diario de visitas: 5,498. 3. Préstamos a domicilio: 407,965. 4. Nuevas credencializaciones: 32,194. 5. Actividades realizadas: 2,095. 6. Adquisiciones o donaciones: 3,519. 7. Crecimiento porcentual al 2017: Twitter: 13%; Facebook: 21%; YouTube: 47%, Instagram: 167%.
Las voces. Tras el grosero despido acompañado de maltrato, la comunidad cercana a la biblioteca, los medios de prensa y personas comprometidas con la cultura expresaron su repudio. Al unísono, se inició una campaña en change.org, “Exigimos la restitución de Daniel Goldin en la Biblioteca Vasconcelos”, promovida por María de Lourdes Calderón, usuaria de la BV. Advierten las primeras líneas: “Hay un amplio malestar entre los lectores, visitantes y participantes en las centenares de actividades culturales de la Biblioteca Vasconcelos por el hostigamiento a su director, Daniel Goldin, que condujo a su renuncia…”, campaña, que ha recabado, mientras escribo, 9,800 firmas.
En el mismo sentido, numerosos tuits han criticado la decisión de Marx Arriaga, nuevo Director General de Bibliotecas. Muchas son las firmas del mundo cultural, periodístico y comunitario que aprecian la labor de Goldin: Lydia Cacho, Pedro Meyer, Enrique Florescano, Elena Poniatowska, Hilda Saray, Diego Rabasa, Claudio Lomnitz, Alejandro Magallanes, Julio Patán, Antonio Tenorio… Reproduzco dos tuits. Magú, al referirse a Marx Arriaga: “De presentador de libros a Director General de Bibliotecas quien despidió a Daniel Goldin… En la 4T hay escaladas exprés”. Nicté Arzalus: “Les digo que el barrio respalda a Daniel Goldin”.
La nueva realidad. Marx Arriaga, acompañado por miembros de su equipo acudieron a la BV para informar sobre las nuevas políticas. Uno, o unos, de sus asociados le espetaron a Goldin, “Desocupa la Dirección y bájate uno de los escritorios al sótano”. Marx, poco o nada conocido antes del affaire Goldin fue sinodal de la tesis de Beatriz González Müller, esposa de López Obrador. La designación de Marx y su actitud reviven el peor priismo. Sobre su sinodal, González Müller tuiteó: “Tu sensibilidad, tu preparación, tu inmensa cultura, tu fina elocuencia, tus premios, certificaciones y altos reconocimientos te sitúan en el lugar indicado para esa encomienda”.
Colofón. Hace un año presenté un libro en la BV. El área destinada al público estaba abarrotada. Público del barrio, hambriento, como diría García Lorca, por escuchar y comunicar ideas. La experiencia fue muy grata. Pasear por el recinto y compartir algunas palabras fue suficiente para comprender que Goldin creó un gran proyecto en la BV: promovió libros, estimuló la lectura y tuvo la virtud de atraer al público hambriento de conocimiento. Además, Goldin revivió el cadáver en que se convirtió la biblioteca durante el oscurantismo calderonista.
Mal empieza a gobernar quien decapita a gente valiosa, querida y productiva…