Noviembre 17, 2024
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De adicto a Adicto

IMPULSO/  Ernesto Salayandia García

Víctimas de un hogar disfuncional 

La indiferencia de la sociedad/ La decadencia de la sociedad es un problema que no tiene fin, estamos dentro del ojo de huracán, sentados, cruzados de brazos sin hacer

nada, mientras los robos a casa habitación, los robos de autos, a negocios, los robos hormiga en escuelas y universidades, los robos de cobre y muchas cosas más, están a la orden del día, sin duda, estamos secuestrados por estos niños y jóvenes adictos, resentidos, ausentes de padre y madre, carentes de valores y educación.

Estos niños, delincuentes, malhechores, son los futuros y actuales inquilinos de las cárceles, entran y salen de la sombra, no hay un programa real de rehabilitación ni de readaptación, tal parece que los tribunales de menores, como los CERESOS, no son más que una alta escuela, que se gradúan con honores al cometer crímenes de todo tipo, pero nadie ve el origen, nadie quiere entrarle al toro por los cuernos para resolver el problema de forma y de fondo, a pesar de que las consecuencias están a la vista de todos, a pesar de que las víctimas de la delincuencia y del llamado crimen organizado, están a la orden del día, y el tema de prevención, es un tema que brilla por su ausencia.

El mal avanza con paso firme

Infinidad de niños y jóvenes caen fácilmente en las garras de las drogas, niños desde los 8 años ya andan prendidos del spok, que es una bolsa de plástico con pintura, tinta fuerte, Resistol 5 mil, espray para el pelo, thinner, gasolina, acetona y otros químicos sumamente adictivos y placenteros que se inhalan por la boca, el impacto es directo y fuerte, llega al cerebro rápidamente, entre más se meten, más quieren, todos los inhalantes son altamente adictivos. 

Estos niños, muchos de ellos, abandonados, hijos de madres solteras, al cuidado de la abuela, son vagos, imitan lo que su entorno les da, comienzan a fumar para pertenecer al grupo, a la pandilla, y así comienzan a ingerir cerveza y otro tipo de drogas, pasan horas enteras en las esquinas, sin hacer nada, gastan el poquito dinero que tienen en las maquinitas tragamonedas de juegos electrónicos de las tienditas, que también es una adicción.

Roban, hacen daño a la sociedad, a fin de satisfacer sus necesidades de droga, por una dosis son capaces de prostituirse, o de hacer cualquier cosa, incluso, hasta llegar a asesinar, lo más lamentable de todo esto, es que las autoridades están enteradas de quien vende drogas en las colonias y no hacen absolutamente nada, o como decimos en mi rancho, se hacen de la vista gorda.

Recetas que no funcionan

Ahora, todo el mundo habla de valores, se gasta una cantidad impresionante en eventos relacionados a la cultura de la legalidad, hay expertos como directores de escuelas o rectores, incluso funcionarios públicos de los tres niveles de gobierno, hablando de algo que no tienen, hombres y mujeres con problemas de matrimonio, infieles, deshonestos, corruptos, ineptos, cuando la verdad de las cosas, son estos niños de la calle y en la calle, los que necesitan de una acción inmediata y no de conferencistas llenos de pompa y poderío pregonando toda una gama de valores que la sociedad no aplica, hablando de legalidad, cuando estos malhechores hacen su propia ley. 

Son muchos los seres que mueren y cuando matan a alguien, cuando le degüellan la cabeza, solo dicen.- De seguro algo hizo, por eso lo mataron así.- Es decir, ya justificamos la cobardía, lo diabólico y las fechorías de los asesinados.- Se lo ganó.- ¿Y qué nos estamos ganando como sociedad?, ¿ Qué necesitamos para poder reaccionar y hacer algo al respecto?. Sigue reinando la indiferencia y la apatía.

Soy espejo y me reflejo

¿Por qué mi hijo se droga? Muchas madres me han hecho la misma pregunta, también, me cuestionan.- Mi esposo y yo ni siquiera fumamos. Una de las características de un adicto, son sus antecedentes genéticos, abuelos y padres neuróticos y alcohólicos.

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: En una casa donde los gritos están a la orden del día, la rivalidad entre los padres, la pugna de poder, los insultos, se transmite a los hijos