IMPULSO/ Ernesto Salayandia García
Crisis familiar
El desmoronamiento de los hogares
Si la marihuana, en la manera de pensar de muchos, es recreativa, medicinal, no causa daño, cabe preguntar: ¿por qué no la fumas delante de tus sobrinos e hijos?, ¿por qué, cobardemente, te escondes intoxicándote y justificándote?, porque eres hipócrita y ocultas tu adicción a tus padres. Si es como sentenció el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación:
“para uso lúdico”, ”relativo al juego”, entonces, ¿por qué eres hipócrita?, si fumar mota es un juego. Lo que habrá de suceder, entre otras cosas, con la legalización de la marihuana es que dejes de ser cobarde e hipócrita y dejes de justificarte porque esta droga te ha robado el sano juicio y te ha hecho un neurótico empedernido, malas vibras, mal nacido y quieres dar cátedra de lo que no tienes.
Un mariguano tiende a complicar el entorno familiar, es un tipo complicado, deprimido, explosivo, por demás irritable, se siente intocable y, cobardemente, como el cocainómano, el heroinómano, destruye su cerebro y su vida a escondidas, como a escondidas asiste regularmente la mujer ludópata al casino a gastarse el dinero que no tiene, a mentirle al marido, diciéndole que está en una junta de la escuela y esta endrogada hasta las cachas. Es víctima de la adicción que son las apuestas, a escondidas, cobardemente, como el maniaco depresivo que solo piensa en él. Así son los adictos como yo, los mariguanos, tipos egocéntricos que se justifican de mil maneras para no reconocer que su autoestima está por los suelos y sus principios morales no existen. Lo que te choca, te checa, el mariguano es un tipo mediocre, neurótico empedernido, es el vómito de sus seres cercanos, insoportable.
Trastornos de ansiedad
Otro de los reflejos de los hogares disfuncionales, de ricos y pobres, y de clase media, todos, son estas niñas frágiles que a escondidas se autodestruyen cortándose su piel en sus piernitas, en sus bracitos y en lugares que pueden esconder de su cuerpo, el llamado cutting o autodestrucción, es un oficio muy común en secundarias, en jovencitas, en la mayoría son víctimas de la anorexia nerviosa, es un desorden alimenticio y psicológico a la vez.
Esta condición va más allá del control del peso: el enfermo inicia un régimen alimenticio para perder peso hasta que esto se convierte en un símbolo de poder y control. De esta forma, el individuo llega al borde de la inanición con el objetivo de sentir dominio sobre su propio cuerpo.
Esta obsesión es similar a una adicción a cualquier tipo de droga o sustancia. Hoy en día, se registran cuatro casos de anorexia por cada mil personas. Mientras que la bulimia, es un trastorno alimentario y psicológico caracterizado por la adopción de conductas en las cuales el individuo se aleja de las formas de alimentación saludable, consumiendo comida en exceso, en periodos de tiempo muy cortos, también llamados “atracones”, seguido de un periodo de arrepentimiento, el cuál puede llevar al sujeto a eliminar el exceso de alimento a través de vómitos o laxantes.
El temor a engordar afecta directamente a los sentimientos y emociones del enfermo, influyendo de esta manera en su estado anímico que en poco tiempo desembocará en problemas depresivos. Habría que sumarle los trastornos alimenticios relacionados con la obesidad, que son en muchos casos, una autoestima baja y un concepto equivocado de uno mismo, por supuesto que las niñas adquieren estos síntomas y son víctimas de los trastornos alimenticios y de ansiedad, debido a su entorno disfuncional.
La saliva del Diablo
Esta enfermedad, la mía, es física, mental, emocional, espiritual y tiene que ver con mi personalidad, es progresiva, incurable, contagiosa, burlona y mortal.
: La sustancia, la adicción, es tan solo un síntoma, soy adicto hasta morir, lo que hago sólo por hoy me permite trabajar en mis defectos de carácter.