Enero 12, 2025
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De adicto a ADICTO

IMPULSO/ Ernesto Salayandía García

Los 7 pecados capitales 

La soberbia

Identificar a una persona sobrada de ego, prepotente, déspota, arrogante, basta con observar su manera de caminar  y escuchar su manera de hablar, ser soberbio es básicamente el deseo de ponerse por encima de los demás. Tienen aires de grandeza, y sus patrones de conducta se adquieren en casa, cuando la humildad brilla por su ausencia.

 

Gula

Hay personas que no tienen llene, entre más tienen, más quieren; la gula no es sinónimo de atascamiento de comida, puede ser gula de poder, de insatisfacción sexual, de adicción, compulsión, A mi juicio, el problema de la gula es mucho más que una cuestión de moral y principios. Se trata de ver cómo administramos nuestros placeres y cómo podemos comer para vivir satisfactoriamente. 

Avaricia

Lo que fácil viene, fácil se va.- La gente avariciosa atropella a medio mundo, traiciona principios, se enferman de poder, se engolosinan con acumular dinero, hacer fortunas; la avaricia, es sinónimo de vacío, de ego, de abandono de sí mismo, un avaricioso nace de la frustración económica, nunca tuvo y ahora que tiene la oportunidad, quiere tenerlo todo.- Son avaros, desconfiados, deshonestos, no viven ni duermen con tranquilidad, piensan que todo el mundo les va a robar. 

Ira

Las conductas destructivas se distinguen en personas iracundas que creen que tienen el derecho de agredir, insultar, humillar, herir o lesionar a cualquiera.- La ira, es esa furia que de vez en cuando nos convierte en auténticas fieras. La ira es una reacción que puede indicar simplemente que estamos vivos, por lo tanto, nos revelamos contra injusticias, amenazas o abusos. Cuando la ira se despierta, nos ciega, nos convierte en una especie de bestias obcecadas. El futuro de una persona iracunda, es quedarse sola, nadie soporta la humillación de ser maltratado, tenga  o no razón.

Lujuria

La lujuria es uno de los pecados más escandalosos, y también de los más tentadores. ¿Pero cuál es realmente la esencia mala de la lujuria? Tengo claro que si hay algo bueno en ella, es precisamente el placer. Creo que el placer es bueno, sano y recomendable. Si hay algo malo en la lujuria, es el daño que podamos hacer a otros para conseguir goce, al abusar de ellos, aprovecharnos de la inocencia de menores o de gente que por su situación económica tiene que someterse. La sexualidad es una fuente de relación humana. Pero como en todos los casos a los que estamos refiriéndonos, el límite de la lujuria desde el punto de vista humanista es causar daño a otro. El sexo con niños es malo por el daño que se les hace. No es malo disfrutar, pero sí es censurable causar mal a otro. 

Pereza

La pereza es la falta de estímulo, de deseo, de voluntad para atender a lo necesario e incluso, para realizar actividades creativas o de cualquier índole. Es una congelación de la voluntad, el abandono de nuestra condición de seres activos y emprendedores. La pereza siempre encuentra excusas. Es perezoso es quien renuncia a sus deberes con la sociedad, con la familia, quien abandona su propia formación cultural. La persona que nunca tiene tiempo para leer un libro, para ver una película, para escuchar un concierto. De aquí se derivan infinidad de defectos de carácter como la puntualidad, el orden, el cerrar círculos, el mal hábito de postergar, el dejar todo para después.

Envidia

Gente mal intencionada que inventa chismes, levanta falsos, que en un instante con un mal comentario puede destruir  la imagen de una persona, debido a que también carga sus cadenas destructivas. La envidia, definida como ese no poder soportar que al otro le vaya bien, es también desear que el otro no disfrute de lo que tiene. ¿Qué es lo que anhela el envidioso? En el fondo, no hace más que contemplar el bien como algo inalcanzable. De esta actitud se desprenden la mentira, la traición, la intriga y el oportunismo. [email protected]

: Lo peor de la gula es, que mientras algunos tenemos la suerte de poder comer, muchas personas están privadas de lo imprescindible, no pueden siquiera alimentar a sus hijos con lo mínimo necesario. 

 

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