IMPULSO/ Agencia SUN
México
Los bisontes, caballos salvajes y misteriosas huellas que están representados en su interior son los motivos por los que el arte rupestre de la Cueva de Altamira ha sido considerado como la “Capilla Sixtina prehistórica” o “Capilla Sixtina del arte paleolítico”.
Este espacio, que forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco, fue descubierto en 1879 por el botánico y arqueólogo Marcelino Sanz de Sautuola, al norte de España, en Cantabria.
De acuerdo con la información que Google proporciona respecto a este sitio el arte que está plasmado en la cueva está milagrosamente conservado después de unos 36 mil años y es considerada una obra maestra de la época histórica.
El arqueólogo Marcelino Sanz de Sautuola aseguró en su momento que fue su hija María la primera que notó las pinturas rojas y negras que cubrían las paredes y el techo, representadas en carbón y hematita, representando diversos animales europeos.
Y aunque las primeras informaciones sobre el origen paleolítico de la cueva fueron descartadas pues algunos argumentaron que las pinturas rupestres, representaciones de la vida silvestre, eran demasiado sofisticadas para su tiempo.
En 1902 un estudio francés demostró que las pinturas sí eran paleolíticas y databan de entre 14 mil y 20 mil años.
Con esto las pinturas rupestres de Altamira son de las más antiguas del mundo.