Diciembre 24, 2024
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Cuando los gobiernos dejan de contar

IMPULSO/ María Elena Morera
(Presidenta de Causa en Común)
Seguimos rompiendo nuestros propios récords de violencia, según lo que nos dicen las fiscalías del país. Sin embargo, el tema es mucho peor que lo que indican esos registros. Lo sabemos todos, pero lo mide el Inegi mediante la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (Envipe), que se aplica a 102 mil viviendas y pretende una aproximación a cuántos delitos se cometen realmente en nuestro país, cuántos se registran, cómo se percibe la inseguridad y cuánto cuesta la delincuencia. Los resultados muestran la situación del país en el año anterior, por lo que los que se acaban de dar a conocer se refieren al 2018… es decir, hoy los números serían peores.
Según la encuesta, de cada 100 mexicanos, 38 fueron víctimas de un crimen. Los principales delitos fueron el robo en la calle o transporte público (29% de los delitos), la extorsión (17%) y el fraude (14%). Esta encuesta también reafirma algo que sabemos: la inseguridad impacta estrepitosamente en los mexicanos. No sólo la percepción de inseguridad fue altísima (79%), con el incalculable dolor que esta violencia entraña, sino que también resulta gigantesco el daño económico asociado a la criminalidad: $286 mil millones de pesos, lo que equivale a más de 1.5% del PIB.
Uno de los datos más graves es el que se refiere al sub-registro de los delitos. La llamada “cifra negra” fue de 93%, por lo que la mayor parte de la criminalidad no sólo no es resuelta, no sólo no es atendida; vamos, ni siquiera queda registrada. Los tres delitos menos denunciados son los que más se cometen: el menos denunciado fue extorsión (con 98%); luego, el fraude (96%) y el robo en calle o transporte público (95%). Les siguen el secuestro (91%) y robo en casa habitación (89%).
Al analizar los estados, vemos que la enorme mayoría están mal o muy mal, pero que unos están mucho peor que otros. Aquellos con más violencia fueron los que menos la registraron, por lo que su situación es mucho más grave de lo que creemos. Guerrero tuvo una cifra negra de 98%; y Sinaloa y Veracruz, de 96%. En contraste, algunos estados que tuvieron un menor nivel de violencia registraron un poco más sus delitos. Ese fue el caso de Campeche (con una cifra negra de 88%) o Aguascalientes (con un 90%).
Los delitos no se registran por dos motivos, principalmente. El primero es que 90% no se denuncian. El otro motivo es que, aun cuando los crímenes se denunciaron, no se inició averiguación previa ni carpeta de investigación en 36% de los casos. Y además están las trampas que realizan las autoridades escondiendo delitos para no afectar la imagen de tal o cual funcionario. En resumen, no hay denuncia y, cuando la hay, o se oculta el registro o no se les da seguimiento. Y luego, aun cuando se denuncie, y aun cuando se abra una carpeta de investigación, las posibilidades de que haya un arresto y una sentencia son mínimas.
A la luz de este desastre institucional y social, urge que las autoridades fomenten la denuncia y que brinden estadísticas fidedignas de los delitos. Por ello, ya es hora de que el gobierno federal y los gobiernos locales revisen sus cifras de incidencia delictiva y realicen aclaraciones por los enormes sub-registros. Y urge, desde luego, echar a andar una verdadera estrategia de seguridad que, contemple, para empezar, el desarrollo policial y la prevención del delito. No por ocultar los números, o darnos otros datos, van a cambiar la realidad. Por si hubiera que aclararlo.
Twitter: @MaElenaMorera