Corinne Krupp
Cuando Estados Unidos se alejó de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), poco después de la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, iniciamos una nueva era. Una en donde Estados Unidos ya no era una de las principales voces que apoyan un comercio mundial más abierto. Es raro que un país tan poderoso se aleje de este tratado comercial con tanto en juego.
¿Qué tan diferente es un acuerdo como el TPP sin Estados Unidos? Bueno, resulta que no mucho. Es cierto que los once países restantes suspendieron algunas de las disposiciones que Estados Unidos luchó tanto por incluir, como una mejor protección para las patentes de algunos productos farmacéuticos, o la prohibición del comercio ilegal de vida silvestre, entre otros. Pero además de haber cambiado su nombre (ahora se llama Tratado Integral y Progresista de Asociación Transpacífico, o CPTPP), el acuerdo aún representa un logro significativo en la promoción del comercio basado en reglas entre la mayoría de los países miembros.
Chile debe firmar el acuerdo el 8 de marzo, con los otros países miembros a seguir. Estos países se beneficiarán de aranceles reducidos (especialmente con la apertura de mercados agrícolas japoneses), protección reforzada de derechos de autor y marcas comerciales, y procedimientos simplificados de despacho comercial que beneficiarán particularmente a las pequeñas y medianas empresas. Este acuerdo comercial refleja un progreso sustancial en complicados temas que rondas anteriores en la Organización Mundial del Comercio no han podido resolver.
Estados Unidos ha tenido un mercado abierto desde hace mucho tiempo, y sus acuerdos comerciales con muchos países han hecho que esta apertura sea recíproca. Es irónico que este país haya abandonado un acuerdo del que se hubiera beneficiado, particularmente con respecto a muchas de sus industrias más exitosas, como productos farmacéuticos, medios digitales, carne, productos lácteos y telecomunicaciones, por nombrar algunos.
Como les digo a mis alumnos, el comercio es competencia, y la competencia puede llevar a ganadores y perdedores. Países como Chile y México tendrán una ventaja competitiva con el TPP, especialmente en el comercio agrícola, ahora que Estados Unidos ya no está en el acuerdo. El mayor perdedor de la salida de Estados Unidos del TPP será el propio Estados Unidos.
A pesar de que hemos perdido nuestra influencia para negociar, no es demasiado tarde para volver a la mesa. Si estuviera asesorando al presidente Trump, le recordaría que China ha estado persiguiendo agresivamente negociaciones comerciales regionales con muchos otros países, especialmente en Asia, y que Estados Unidos se arriesga a estar sujeto a reglas de comercio mucho menos abiertas y más sesgadas si opta por mantenerse al margen.
Estados Unidos tiene mucho más que ganar que perder al volver a unirse al TPP. Aún está por verse si los otros países nos darán la bienvenida de nuevo o llegarán a darse cuenta de que alguna vez nos fuimos.