IMPULSO/Agencia SUN
Ciudad de México
El 2018 no fue el bueno para Cruz Azul. Fueron dos semestres en los que la sequía de títulos se alargó a 21 años. El inicio del año para La Máquina se caracterizó por el debut de Pedro Caixinha como su estratega, después del paso del español Paco Jémez. La crisis celeste se mantenía aún con la llegada del portugués.
Fue un primer semestre en el que volvieron a quedar fuera de una liguilla, al terminar en décimo segunda posición con 22 unidades.
Al terminar el Clausura 2018, la presión en la institución se elevó debido a los malos resultados y que un equipo de la magnitud como Cruz Azul, es imperdonable no calificar a la fiesta grande del futbol mexicano. Tenía que haber cambios para que las malas rachas dejaran de existir.
El primero fue la destitución de Eduardo de la Torre de la Dirección Deportiva, para anunciar la llegada de Ricardo Peláez quien se desempeñaría en el mismo puesto.
A pesar de su pasado con las Águilas del América, la afición cruzazulina vio con buenos ojos la llegada de Peláez a Cruz Azul debido a su historial positivo que tiene como directivo. Logró dos títulos de la Liga MX (Clausura 2013 y Apertura 2014) y dos de la Concacaf Liga de Campeones.
El modelo triunfador de Peláez es el que le hacía falta a un conjunto celeste que se encuentra urgido de títulos. A partir de la llegada del nuevo Director Deportivo comenzaron los cambios en La Máquina.
El trabajo conjunto de Caixinha y Peláez embonó de una manera perfecta, su objetivo era recuperar la grandeza del equipo. El Apertura 2018 era el primer reto, llevaron a jugadores como Pablo Aguilar, Milton Caraglio, Elías Hernández, Igor Lichnovsky, Roberto Alvarado, quienes a lo largo del campeonato se convirtieron en piezas importantes del buen paso cementero y la inversión de alrededor de 37 millones de dólares tuvo resultados.
Con el Estadio Azteca como marco, La Máquina tuvo un amplio dominio a lo largo del torneo regular del Apertura 2018. Tuvieron un paso perfecto como locales, fueron consistentes al mantenerse en lo más alto de la tabla. Once triunfos, tres empates y tres derrotas fueron los resultados en las 17 jornadas.
Se caracterizaron por tener una gran solidez defensiva al permitir 13 goles. La situación anímica de los jugadores, directivos y afición estaban en lo más alto.
Pero no solamente demostraron esa fortaleza en la Liga MX, también lo hicieron en el torneo de Copa, en el que vencieron a los Rayados de Monterrey en la final y se coronaron después de cinco años. Las expectativas que se generaron después de este campeonato era muy altas para que al fin consiguieran el tan anhelado noveno título. Sin embargo, el nivel de juego fue en declive, en los cuartos de final se vio a un equipo muy distinto, los Gallos Blancos del Querétaro se mostraron con más ambición y el tiempo no les alcanzó para soñar con eliminar al líder del campeonato.
En semifinales sucedió lo mismo. Después de aquella final de Copa MX, Rayados y Cementeros se volvían a ver las caras. Los dirigidos por Pedro Caixinha sufrieron los 180 minutos de la serie. Pero el peso de la localía benefició a Cruz Azul para empujarlos a disputar una final más. El rival en turno fue el América. El escenario era inmejorable para cobrar revancha de aquel campeonato perdido en el 2013 y volver a alzar un trofeo frente al rival perfecto.
Pero el gran torneo que hicieron se desmoronó, un fracaso más en la historia celeste. América los derrotó 2-0 en la final, decepcionaron a propios y extraños y la sequía de títulos se mantendrá. El objetivo de La Máquina con Peláez y Caxinha sigue siendo el mismo, lograr el título de Liga y regresar con más fuerza para el 2019.