IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
Ganarle 1-0 a Lobos no es recuperar el orgullo. Derrotar a uno de los principales candidatos para descender, apenas por la mínima diferencia, no es salvar la dignidad.
No, el triunfo para Cruz Azul es simple trámite, que no tapa la gran mancha de fracaso.
Victoria que llega tarde y que sólo sirve para paliar las críticas. Demasiado poco ofreció La Máquina ante unos Lobos BUAP que cavan su propia tumba. Con la salida de Rafael Puente perdieron su esencia ofensiva que los mantenía en la rayita, ahora con Daniel Alcántar en la banca dieron pasos hacia atrás, tanto que la ventaja que tenían sobre el Veracruz, su principal rival por la permanencia, ahora ha desaparecido…
Cruz Azul tiene otros problemas. Si Caixinha piensa encabezar junto un nuevo proyecto, las reformas deben ir a fondo. Quince puntos es demasiado poco. Al menos lograron el tercer triunfo y superan el peor torneo en este rubro, que fue el Clausura 2009, bajo las órdenes de Benjamín Galindo y Robert Siboldi, donde sólo se ganó en dos ocasiones.
Francisco Javier Rodríguez les regaló un penalti, lesionó al portero titular, Lucero Álvarez y además se hizo expulsar.
¿Qué más podía pedir La Máquina? Quizá que los mismos Lobos acabaran por meterse los demás goles… Martín Cauteruccio volvió a perder otra oportunidad, sí por ganas fuera…. Ángel Mena volvió a ser ese jugador apático. Walter Montoya entró a lesionarse y su relevo, Carlos Peña, lo único grande que provocó fue el abucheo general del estadio Azul.
Se salvan pocos comenzando por Édgar Méndez, autor del gol; Gerardo Flores; el siempre cumplidor Baca y José de Jesús Corona.
Por increíble que parezca, las posibilidades de Cruz Azul por clasificar siguen vigentes… Según el técnico, si se llega a 24 puntos, el destino los puede favorecer… El problema es que el siguiente partido es contra Tigres.