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Crisis migratoria asedia a Honduras

IMPULSO/Agencia SUN

Costa Rica

Niñas, niños y adolescentes menores de edad y jóvenes, adultos mayores e indígenas: todos son víctimas de la migración forzada por la aguda crisis de violencia, inseguridad y postración socioeconómica de Honduras.

La opción cotidiana para decenas de miles de hondureños es migrar y sufrir un desplazamiento interno en Honduras o, en una peligrosa travesía con desenlace incierto, insertarse en una migración externa, escapar vía terrestre a Guatemala y pasar a México para tratar de ingresar a Estados Unidos a engrosar la masiva población irregular de mexicanos y centroamericanos y toparse con un surtido menú de severas políticas de rechazo de la administración del presidente Donald Trump.

Los datos del gobierno hondureño y del estatal Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (CONADEH) de ese país reconfirmaron una dramática descripción social y económica de la profundidad del conflicto migratorio de Honduras. Con aproximadamente el 65% de sus más de nueve millones de pobladores atrapado en varios rangos de miseria, Honduras es uno de los países más pobres y desiguales de América Latina y el Caribe.

Con 26 mil 857 homicidios de 2013 a 2017, según recuentos del Observatorio de la Violencia de la (estatal) Universidad Nacional Autónoma de Honduras, la nación está entre las más inseguras del Hemisferio Occidental y es una de las plataformas claves de las mafias del narcotráfico internacional para el contrabando de drogas—en especial de cocaína—del sur al norte de América o las de trata de personas.

La escala hondureña se consolidó en el siglo XXI como puente vital para el tráfico de estupefacientes por mar y por aire de Colombia y Venezuela a México y EU, de acuerdo con reportes del gobierno estadounidense. Hostigada por una honda y prolongada inestabilidad política y sometida a décadas de impunidad y a frecuentes escándalos de corrupción por millonarios fraudes con recursos estatales, Honduras arrastra un cuestionado historial en derechos humanos.

A la crisis propia se sumó la creciente migración a Honduras de nicaragüenses que huyen de la convulsión política que estalló en abril de este año en Nicaragua y de asiáticos y africanos que ingresan a suelo hondureño en ruta a EU, también como migrantes irregulares.

Bajo este contexto, algunas cifras relevantes del fenómeno migratorio interno y externo hondureño son las siguientes:

— Un total de 20 mil 358 niños y niñas desertaron de las escuelas primarias hondureñas en los últimos cuatro años para migrar ilegalmente a EU, reveló un informe que la Secretaría de Educación de Honduras divulgó este mes.

— Con 789 deserciones al mes y 26 al día —más de uno por hora—de enero a junio de 2018 en todo el país, la Secretaria aseguró que 4 mil 734 infantes abandonaron este año sus centros escolares para emprender el viaje en busca de lo que denominó como “el sueño americano” en EU, a pesar de las campañas para desestimular la migración irregular.

— Las cantidades de 2018 superaron los semestres previos, que llegaron a mil 13 en 2014 a 2 mil 723 en 2015 y 2 mil 40 en 2016 a 2 mil 13 en 2017. Los promedios diarios de enero a junio subieron de seis en 2014, 15 en 2015 y 11 en 2016 y 2017 a 26 en 2018, según la Secretaría. En esos plazos, los mensuales aumentaron de 173 en 2014, 454 en 2015, 340 en 2016 y 335 en 2017 a 789 en 2018.

— Los registros parciales de 2018 superaron en 54% los totales de 2017, ya que en el año pasado hubo 4 mil 25 infantes que se retiraron de las escuelas para trasladarse a EU, solos o acompañados, a 11,02 por día, precisó la Secretaría, al advertir que hay un severo impacto educativo cuando se produce la reinserción de los infantes al ser deportados desde EU.

— Al describir el fenómeno de los menores que sacan cuadernos, lápices y libros de sus mochiles e introducen ropa y artículos para viajar, el ministro hondureño de Educación, Marcial Solís, narró que para readmitir en las escuelas a esos “hijos pródigos que vuelven al hogar” al ser repatriados, se trabaja en las disciplinas educativas pero en particular en “salud emocional”. Aunque tampoco todos regresan, los menores migrantes que se reinsertan, adujo, deben sentirse “bien recibidos, exitosos” y que perciban una “respuesta positiva”, alertó.

— Asesinatos, abusos sexuales, amenazas de muerte y despojo de viviendas y de tierras son algunos de los factores violentos que podrían desencadenar el desplazamiento forzado interno de comunidades indígenas y de origen africano en Honduras, según un informe que CONADEH envió a EL UNIVERSAL.

— En otro documento el Comisionado denunció que unos 50 adultos mayores denunciaron estar en riesgo o ser víctimas de desplazamiento forzado. Entre 2014 y 2017, reveló, murieron unos 850 adultos mayores en circunstancias violentas, a 213 víctimas por año de las que 12% son mujeres y 88% son hombres.

— El Observatorio Consular y Migratorio de Honduras (Conmigho), dependencia de la cancillería de ese país, reveló en su sitio digital que México, Estados Unidos y, con bajas cifras, Centroamérica y Europa deportaron a 5 mil 314 menores de edad hondureños del primero de enero al 3 de agosto de 2018, en un incremento frente a los 2 mil 693 del enero a julio de 2017.

— El dato de expulsión de menores en siete meses de 2018 equivalió a 24,71 diarios y superó el total de niños, niñas y adolescentes repatriados en todo 2017, que llegó a 4 mil 736 y 12,97 al día, reportó Conmigho. La media diaria en siete meses del año anterior fue de 12,70, puntualizó.

— Sin distingos de edad ni de sexo, el total de hondureños repatriados de enero a julio de 2018 ascendió a 42 mil 969, a 202,68 al día, pero con 27 mil 355 en esos mismos meses de 2017 se ubicó en 129,03.

— El total de hondureños deportados a Honduras llegó a 48 ml 22 en 2017, a 131,56 por día, pero en siete meses de 2018 subió a 202,68, de acuerdo con datos oficiales. De mantenerse el ritmo de agosto a diciembre de este año, el total podría aproximarse a los 69 mil 370 hondureños expulsados a su país de origen en 2016 y a los 75 mil 875 de 2015.

 

Fuentes de migrantes

Honduras, Guatemala y El Salvador, que forman el Triángulo Norte de Centroamérica, son expulsores masivos de sus habitantes y los mayores generadores de migrantes irregulares en el istmo centroamericano. Múltiples factores estimulan la masiva migración irregular en Honduras, con miles de hondureños que se trasladan irregularmente al año en especial a EU.

Por un lado, está el panorama socioeconómico de exclusión social, escasez de empleo y falta de oportunidades en un sistema con vastos sectores hundidos en la miseria y con minorías privilegiadas por la concentración de riqueza. Por el otro, están la inseguridad y la violencia, con miles de amenazados de muerte por las temibles pandillas o maras Salvatrucha (MS—13) y 18 (M—18).

Indígenas y adultos mayores

CONADEH alertó del peligro para indígenas y descendientes de africanos atemorizados por las amenazas de bandas criminales. Solo en 2017, agregó, registró 13 casos en situación de riesgo y desplazamiento interno de comunidades lencas, garífunas, tolupanes, misquitas y pech en diversos departamentos (estados) del país.

Al aclarar que sus denuncias se basan en quejas que las víctimas le presentaron, subrayó que los testimonios evidenciaron una lucha de esas comunidades para defender sus territorios frente al acoso del crimen organizado que les despoja de sus propiedades.

La comunidad indígena, recordó, se distribuye en misquitas, tawahka, maya—chortí, nahua, pech, lenca y tolupán y la afro—hondureña en garífunas y negros de habla inglesa, para unas 717 mil 620 personas o casi el 8% de la población de Honduras.

Muerte y extorsión

CONADEH denunció que los adultos mayores sufren un desplazamiento interno forzado por amenazas de muerte, extorsión, asesinatos de familiares, tentativas de homicidio, lesiones, violencia intrafamiliar, usurpación de propiedades, despojo de tierras, expulsión de sus viviendas y reclutamiento obligado de nietos por grupos criminales. Por estos hechos, solo en 2017 hubo 688 quejas ante esa instancia de derechos humanos.

El desplazamiento es individual y colectivo y golpea “a todo el núcleo familiar”, dijo el hondureño Roberto Herrera Cáceres, jerarca de CONADEH, al explicar que el acoso a los derechos fundamentales de un miembro es extensivo al resto de la familia.

Los adultos mayores, adujo, son vulnerables porque su envejecimiento natural disminuye progresivamente sus facultades biológicas, psíquicas y sociales. Las personas mayores de 60 años representan, al menos, el 7% de la totalidad de habitantes y con niñas, niños y adolescentes menores de edad y jóvenes e indígenas son víctimas de la migración forzada por las hondas dificultades de violencia, inseguridad y postración socioeconómica de Honduras.

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