IMPULSO/Agencia SUN
Madrid
Desde que Reino Unido anunció, el miércoles pasado, el inicio de las conversaciones para dejar la Unión Europea, ha comenzado una tormenta entre Londres y Madrid por el futuro de Gibraltar, enclave británico dentro de la península Ibérica desde hace 304 años. Desde Reino Unido se ha citado incluso la posibilidad de una guerra, un fantasma que parecía desterrado de Europa.
Los diarios sensacionalistas británicos son los que más están disfrutando con la polémica. El último en incendiar la diplomacia europea fue “The Sun” que este martes regalaba un póster desplegable con la leyenda “Nuestra roca no se toca”, en referencia a “la Roca” el nombre con el que se conoce popularmente a Gibraltar.
El tabloide ha propuesto un boicot comercial a España en castigo por la propuesta de una cosoberanía para Gibraltar una vez que se materialice, en 2019, la salida británica de la Unión Europea (UE). Dicha cosoberanía permitiría que Gibraltar siguiera considerándose un territorio de la UE y no se cerraran sus fronteras con Europa, salvando así la economía de la Roca. Sin embargo, los habitantes de Gibraltar han rechazado, desde un referéndum en 2002, la posibilidad de depender parcialmente de España, que consideran una vieja enemiga.
El editorial de “The Sun” se titulaba “A los españoles se le está subiendo el vino de Rioja con Gibraltar: vamos a plantear una buena pelea británica”, e incluso llamaba a los españoles “chingaburros”.
Pero el conflicto no es el resultado de un ataque de un medio sensacionalista, sino el clímax de una tensión política de primer nivel.
Todo empezó cuando, en el borrador de la posición negociadora del Consejo Europeo ante el Brexit, el gobierno español consiguió que Bruselas deslizase el párrafo: “Después de que Reino Unido deje la Unión, ningún acuerdo entre la UE y Reino Unido será aplicable al territorio de Gibraltar sin el acuerdo entre el Reino de España y Reino Unido”. La UE nunca se había mostrado tan comprensiva con los intereses históricos españoles y siempre se esforzó por sepultar este conflicto.
Al mensaje respondió un antiguo ministro británico, lord Michael Howard, asegurando que la primera ministra Theresa May estaría dispuesta a responder en Gibraltar como Margaret Thatcher en 1982, cuando entró en guerra con Argentina por las Malvinas.
Tras esa declaración los ánimos se han calentado en Londres, mientras que en España el ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, pedía recuperar la compostura y “la tradicional flema británica”.
Matthew Bennett, británico residente en España, desde donde dirige el periódico “The Spain Report”, lamenta que las negociaciones del Brexit empiecen así “cuando están en juego los intereses de cientos de miles de británicos que residen en España y los españoles que viven en Reino Unido, más miles de millones en comercio internacional y turismo. No es serio en una negociación trascendente para el futuro de tanta gente. Es increíble que Londres reaccione de forma inmadura, pero también que Madrid intente anotarse una victoria diplomática tan cortoplacista”.
La postura de Bennet no es una excepción. Más allá de que en España muy pocos ciudadanos consideren que Gibraltar merezca una guerra como la que sugiere lord Howard, el miedo es que la posibilidad de una negociación constructiva entre Europa y Reino Unido haya degenerado tan rápidamente en una tormenta de insultos.
En sólo una semana, un antiguo almirante británico ha propuesto “mutilar España” y “chamuscar la barba del Rey de España”, mientras que Fabian Picardo, ministro jefe de Gibraltar, aseguró que “Reino Unido es como un marido cornudo que se lo está haciendo pagar a los niños”.