IMPULSO/ Agencia SUN
Ciudad de México
De las guerras que tuvieron lugar en el continente americano durante el siglo XX, la Revolución Mexicana ha sido la que ha dejado más muertos y un costo demográfico sin precedentes
Cuando se habla de las pérdidas humanas que dejó el movimiento armado en los 10 años en que se desarrolló (1910-1920) es común decir que hubo un millón de muertos. Pero algunos historiadores consideran que esa cifra da una imagen poco precisa del verdadero costo social y humano que sufrió el país por la violencia y la crisis que se vivió en ese periodo. De acuerdo con el historiador Javier Garciadiego, uno de los principales estudiosos de la Revolución Mexicana, las pérdidas humanas fueron de más de un millón.
“La palabra de un millón de muertos se ha vuelto una frase muy pegajosa y muy difícil de erradicar. Se da porque en el censo realizado en 1910 se habla de 15 millones y medio de habitantes y cuando se vuelve a hacer el de 1921 se habla de unos 14 millones y medio, por eso se usa el famoso millón de muertos, pero la situación fue mucho más grave porque de no haber habido Revolución, de haber seguido el país en paz, el crecimiento demográfico debió haber llegado a más de 16 millones”, explica el investigador de El Colegio de México, quien agrega que el censo de 1921 no es muy confiable debido a errores estadísticos.
Tomando estas cifras en cuenta, dice, “se puede decir que se perdió 10% de la población, que es muchísimo; es una cantidad brutal. Ese es el costo social de la Revolución Mexicana”.
Y contrario a lo que se cree, la mayor parte de esas pérdidas humanas no fueron por consecuencia directa de la guerra, ya que en términos de su naturaleza armada, la Revolución tuvo varias características que la hicieron menos letal, en comparación con otras, explica el historiador: “Uno es que hubo poca tecnología militar; vemos pocos soldados con casco, la mayoría traen sombreros, de palma o de fieltro, en el caso de los norteños, porque en realidad no se usó artillería. En segundo lugar, no había la costumbre de fusilamientos masivos, a pesar de lo mucho que se puede decir sobre eso; son esporádicos y realmente pocos. Y tercero, no hubo campos de concentración para prisioneros, lo cual podría haber aumentado el número de fallecidos porque estos sitios se convierten en focos de infección y hambruna. Al no haber artillería, baja mucho el número de muertos, por eso no es nada comparable con los registrados en otras guerras, como los de la Primera Guerra Mundial, por ejemplo”.
Por eso, para tener un panorama más amplio de las pérdidas humanas y el costo social que dejó este levantamiento revolucionario, el historiador sostiene que hay que tomar en cuenta varios factores, muchos de ellos poco estudiados hasta ahora.
“Hubo al menos cuatro causas: los muertos por la violencia, por el hambre, los muertos por las epidemias, y otros que no murieron pero que desaparecieron demográficamente para el país, se calcula que unos 200 y 300 mil personas migraron a Estados Unidos”, explica el también miembro de la Academia Mexicana de la Historia y de la Academia Mexicana de la Lengua.
La epidemia que devastó a la población. En medio del ambiente bélico, las condiciones poco saludables y un sistema sanitario inexistente, las epidemias, como la influenza española, dejaron miles de muertos en unos cuantos meses.
A lo largo de esa década, explica Garciadiego, la población fue golpeada por dos epidemias mortíferas: el tifo, que empezó a crecer desde 1911 y se agravó entre 1915 y 1916; y la influenza española, que a finales de 1918 provocó la muerte de unos 400 mil y hasta medio millón de habitantes.
“El tifo fue una epidemia que creció, pero no fue necesariamente letal, el porcentaje de enfermos de tifo que murieron es bajo. En cambio, a finales de 1918, se dio la llamada influenza española que, por mucho, fue la epidemia de mayor letalidad en la historia del siglo XX en México, en particular durante la Revolución Mexicana. La influenza tuvo una letalidad altísima y se calcula que hubo cerca de 400 mil y hasta medio millón de habitantes muertos. Lo grave es que esto se dio en escasos tres o cuatro meses. Esta cifra es parecida a la de los muertos por la violencia revolucionaria, pero esos muertos se dieron en 10 años”, detalla el investigador vía telefónica desde Berlín, donde se encuentra de sabático.
La catástrofe de la influenza española hizo que el país padeciera escenarios casi dantescos, refiere el historiador. “Fue insuficiente el número de médicos, la medicina, incluso los panteones. Hay crónicas que nos hablan de centenas de cadáveres insepultos”.
Otro de los factores que hizo que la población mexicana disminuyera en esa década revolucionaria fue la migración en masa hacia Estados Unidos.
Javier Garciadiego explica que ese fenómeno ya existía desde 1880, pero la tendencia se alteró cuando estalló la Revolución, principalmente por dos razones: “porque se destruyeron muchas fuentes de trabajo y por cuestiones políticas”. Esa migración “atípica” se calcula en unas 200 y 300 mil personas que huyeron del territorio mexicano para encontrar un futuro en Estados Unidos.
El historiador comenta que hay otro factor que casi no se toma en cuenta, pero que es vital para entender los costos sociales y demográficos de la Revolución. Se trata de la baja de nupcialidad que hubo en esos años, lo cual afectó el índice de natalidad y provocó que el crecimiento de la población mexicana se detuviera en esa década.
“En demografía se puede hablar de los muertos, los migrantes, pero también de los no nacidos, de los nacimientos perdidos que se deben a la baja de nupcialidad, a la disrupción matrimonial que hubo en esos años. Muchos hombres abandonaron sus hogares y se incorporaron a un ejército, villista, zapatista o lo que fuera, y esto provocó que el índice de natalidad se desplomara”, apunta el autor de Así fue la Revolución mexicana y La Revolución mexicana. Crónicas, documentos, planes y testimonios. Se calcula que hubieron al menos unos 550 mil no nacidos.
Por todos estos factores, comenta el historiador, algunos estados perdieron hasta 40% de su población.
Si hablamos de una guerra en escenario americano, sin lugar a dudas, la Revolución Mexicana ha sido de las más devastadoras, indica el historiador. Y agrega que conocer estos datos estadísticos y demográficos contribuye a evaluar las consecuencias y resultados de ese movimiento armado que sumió al país en la violencia durante 10 años: “Es importante para poder poner en una balanza qué es lo que se obtuvo y qué fue lo que se perdió para poder cuestionar si realmente lo que se obtuvo valió la pena, a cambio de tanta pérdida demográfica”.
A más de 100 años de aquel movimiento armado, conocer estos datos también resulta necesario para llamar la atención a quienes, dice, piensan que México necesita otra revolución, “para que piensen dos veces lo que dicen, para que piensen antes de decir esa estupidez”.