IMPULSO/ Miguel A. García
Toluca
El tema de la corrupción es internacional, pero la impunidad no, ésta existe en aquellos países donde hay un deficiente Estado de Derecho.
Para tratar la corrupción en México, se necesita de un sistema que aplique muchos correctivos.
“Sin sanciones a servidores púbicos, el Sistema Nacional Anticorrupción será solo una farsa”, así lo sentenció Jacqueline Peschard, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción (CPCSNA), al advertir que el fracaso de esta instancia podría poner en peligro el Estado de Derecho.
En el marco de la conferencia magistral “El Sistema Nacional Anticorrupción”, que Peschard dictó en el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM), afirmó que el principal enemigo a vencer desde esta instancia será la “impunidad”, es decir, todo aquél que cometa un acto ilegal debe ser castigado duramente para marcar un precedente.
Argumentó que la corrupción es un tema internacional, pero la impunidad no, pues sólo existe en aquellos países donde hay un deficiente Estado de Derecho.
“Para tratar la corrupción en México, se necesita de un sistema que aplique muchos correctivos, razón por la que el Sistema Nacional Anticorrupción necesita de la colaboración entre órganos especializados y la ciudadanía para acabar con el hartazgo de la sociedad”.
Con ello, afirmó que el Sistema fue creado para combatir la corrupción sistémica mexicana, razón por la que estos actos no surgen como hechos aislados, sino como aliento de la impunidad.
“La corrupción es un tema internacional, pero la impunidad no, la impunidad es de aquellos países donde hay un deficiente Estado de Derecho, donde no hay alguien que castigue a quien corrompe, a quien castigue, a quien desvía recursos en su beneficio, a quien permite el abuso de autoridad para interés propio y mientras no haya quien castigue seguiremos teniendo un sistema de corrupción”, finalizó la controvertida ex consejera electoral.
“Reprochó aquellas visiones de que la corrupción es cultural o que se encuentra en el ADN de los mexicanos y se transmite de generación en generación, al contrario, es un problema arraigado en las estructuras públicas, pero tolerada [sic] por los ciudadanos”, JACQUELINE PESCHARD, Pta. del CPCSNA.