Por Martí Batres
Senador de la República
En el libro La terca memoria, de Julio Scherer, se recoge el siguiente relato:
“Firmada por Miguel Badillo, la nota (de EL UNIVERSAL) golpeaba desde el lead: ‘Una serie de cheques por una suma total de 3 mil 424 millones 454 mil 200 pesos de la era de Salinas (poco más de 3 millones 424 mil pesos de hoy), con las facturas y recibos correspondientes, cartas y recados por escrito, documentan un aspecto de los estrechos vínculos entre el expresidente Carlos Salinas y el doctor Héctor Aguilar Camín…”.
“El 3 de septiembre de 1993 escribía Aguilar Camín a Salinas, a máquina: ‘Presidente, sé que no hemos terminado pero nuestras finanzas, por la misma demora, andan mal. Si pudieras adelantarnos el saldo de la investigación, será una gran ayuda (solidaria)’. Agregaba, de su puño y letra: ‘Un abrazo’. Salinas accede con prontitud, como en otros casos”.
“En realidad, el historiador era un beneficiario más del uso arbitrario de la llamada ‘partida secreta’ de la Presidencia de la República…”.
Es por ello curioso que ahora Héctor Aguilar Camín encabece la firma del desplegado “Contra la deriva autoritaria y por la defensa de la democracia” que reclama “recuperar el pluralismo y el equilibrio de poderes” para “que la Cámara de Diputados recobre su papel como contrapeso constitucional del Poder Ejecutivo”.
Es importante constatar que Aguilar Camín, como intelectual, nunca ejerció un papel crítico, de contrapeso al poder. Pero es más importante aún recordar que el Congreso, durante 36 años de la era neoliberal, no jugó un papel de contrapeso frente a los presidentes y sus reformas. ¿Cuál pasado de “contrapesos” quieren “recuperar”? ¿El de Salinas-Diego? ¿El del Pacto por México? ¿El de los moches?
En 1983 se aprobó restringir la participación económica de la nación a sólo 11 áreas.
En 1989 se aprobó disminuir el ISR de los más ricos de 42 a 35%.
En 1990 se aprobó reprivatizar los bancos.
En 1992 se aprobó quitar al ejido el carácter inalienable, imprescriptible e inembargable.
En 1992 se aprobó quitar límites de espacio y tiempo a concesiones mineras y reducir a 5 pesos por hectárea el pago por concesión.
En 1992 se aprobó privatizar la generación eléctrica.
En 1993 se aprobó eliminar la gratuidad de la educación pública superior.
En 1993 se aprobó privatizar la petroquímica secundaria.
En 1995 se aprobó subir el IVA del 10 al 15%.
En 1995 se aprobó privatizar los ferrocarriles.
En 1996 se aprobó privatizar pensiones.
En 1998 se aprobó el Fobaproa.
En 2003 se aprobó cobrar cuotas por los servicios públicos de salud.
En 2004 se aprobó privatizar jubilaciones de empleados del IMSS.
En 2005 se aprobó permitir a grandes empresas diferir pago de impuestos.
En 2007 se aprobó privatizar pensiones del ISSSTE.
En 2008 se aprobó la reforma energética de Calderón.
En 2012 se aprobó la flexibilización laboral.
En 2012 se aprobó la reforma educativa punitiva.
En 2013 se aprobó el aumento de impuestos a clases medias.
En 2013 se aprobó la reforma energética de Peña Nieto.
En 2017 se aprobó la Ley de Seguridad Interior.
¿De qué país hablan Aguilar Camín, Krauze, Castañeda y amigos? ¿Cuándo fue el Congreso contrapeso a tanta reforma neoliberal? Que yo recuerde, sólo cuando en 2001 se negó a aprobar el IVA a medicinas y alimentos, pero no creo que ellos quieran “recuperar” ese momento porque en aquel entonces militaban a favor de esa iniciativa presidencial, como militaron a favor de todo lo que viniera del presidente en aquella época neoliberal.