Violencia e impunidad
José García Segura
El reporte para hoy de Amnistía Internacional (AI) sitúa a México como el país con el nivel más alto de violencia e impunidad en América Latina.
Por separado, organismos defensores de Derechos Humanos ubican a los estados de Guerrero, Michoacán, Nuevo León, Tamaulipas y Durango como los más violentos de nuestro país, seguidos de Baja California, Sinaloa y Chihuahua.
Lo que ambos reportes nos dicen es que “la delincuencia organizada y la impunidad tienen relación”.
De acuerdo a AI, “la discriminación y la inequidad continuaron siendo la norma en países de América Latina y el Caribe”.
El escenario planteado está “marcado por altos niveles de violencia, impunidad y el menoscabo de los esfuerzos oficiales de protección y promoción”.
En su reporte, Amnistía Internacional advierte que “la violencia extrema y persistente” fue común en varios países como Brasil, Honduras, República Dominicana y Jamaica.
Altos niveles de violencia “en países como El Salvador, Honduras, México y Venezuela”.
A decir de Tania Reneaum, directora ejecutiva de Amnistía Internacional, capitulo México, “el Estado mexicano debe romper con el pacto de impunidad”.
En resumidas cuentas, abatir la impunidad es más que dividir delitos cometidos entre sentencias condenatorias. La no denuncia de ilícitos tiene que ver con la desconfianza hacia la autoridad. La impunidad es un problema nacional.
El mismo reporte establece que “la impunidad alimenta la corrupción, acrecienta la inseguridad y genera más violencia”.
Un cartón en nuestra época estudiantil presentaba a dos compadres muy bragados en acalorado dialogo: — “Ande, ande, denuncie a los funcionarios corruptos y luego a ver quién nos gobierna”. jos
