Por Teodoro Rentería Arróyave
Para lunes 11 de enero de 2021
Un caballero en toda la extensión de la palabra fue o seguirá siendo en la morada del éter eterno, Manuel Jiménez Guzmán.
A los prematuros 71 años, nos lo arrebató el maldito covid-19 el pasado sábado 9, los hijos Teodoro Raúl y Gustavo, quienes también le profesaron una profunda amistad, me avisaron de la triste noticia.
Fueron incontables las relaciones amistosas adosadas en las luchas sociales en las que coincidimos, sobre todo en la defensa de las libertades de prensa y expresión.
En efecto, fue un militante y dirigente del Partido Revolucionario Institucional, PRI, cuando estaba el instituto político imbuido de los compromisos sociales, que Manuel siempre defendió a ultranza.
Fue un masón muy reconocido, grado 33, y presidió durante años la Logia del Valle de México.
Hasta su desaparición física fue el dirigente en la Ciudad de México del Partido Fuerza por México, FMX,
El propio Manuel nos informó a través de su cuenta de Twitter el pasado 28 de diciembre que era positivo a la enfermedad, días después fue internado y por desgracia nos lo arrebató el destino el 9 de enero.
Su cédula curricular nos dice que fue un destacado dirigente político , sobre todo en la Ciudad de México. Todos recordarán su labor como presidente del PRI de la capital de la República y como presidente de la primera Asamblea Legislativa del entonces Distrito Federal de 1994 a 1997.
Es de recordarse, como lo apuntó, el diario La Jornada, que “en su juventud participó en el movimiento estudiantil de 1968. Ya como profesional se desempeñó como catedrático de las facultades de Ciencias Políticas y de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México y de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán”.
Fui también amigo de su padre, Don Manuel Jiménez San Pedro, lo conocí cuando fue alto funcionario de Instituto Mexicano del Seguro Social, siempre dispuesto a favorecer a los periodistas y sus familiares con problemas de salud.
Al despedir a Manuel Jiménez Guzmán de la vida terrenal, le decimos: siempre fuiste un verdadero liberal, un caballero, un gran amigo sincero.
Y a su querida familia y a sus innumerables amigos, les decimos que compartimos el dolor de su partida. In Memóriam.
