Teodoro Rentería Arróyave
Ahora, en plena pandemia, tenemos puente largo de holganza en conmemoración de Constitución de 1917 que nos rige, que mejor que recordar que medio siglo antes el 5 febrero de 1857 fue jurada la primera Constitución liberal, hecho ocurrido durante la presidencia del patriota Ignacio Comonfort, en que ya se establecían las garantías individuales, la libertad de asamblea y la abolición de la esclavitud, la prisión por deudas civiles, las formas de castigo por tormentos incluyendo la pena de muerte.
Esa Constitución, le inspiró al tío Fernando Celada Miranda , en su obra manimusora, la siguiente poesía, cuyo título encabeza esta entrega, disfrútenla y háganla suya:
“Era entonces el tiempo de la libertad sagrada, /el tiempo de la pica, el tiempo de la espada, /el tiempo de la angustia tornada en rebelión; /cuando un volcán indómito brotaba de los pechos, /cuando gritaban ¡guerra! los nacientes derechos / y era firme baluarte cada gran corazón.
Época de corajes y de tremendas iras /en que habían tornándose en aprietos las liras /por detener el golpe de la anarquía fatal; /en que cada poeta se transformó en guerrero /para cantar el fuerte poema del acero /ajustado a la métrica del Credo Liberal.
Hervían las pasiones en el crisol ardiente /del fatalismo imbécil que funde y que no siente /las ansias de los átomos que no pueden morir: /En aquel hervidero de átomos y crisoles, /no pudo el fatalismo de esa fusión de soles /que en un cercano oriente daban el porvenir.
Y de aquella amalgama de odios y pobrezas, /de esa mezcla horrible de inopias y de tristezas /que a la Patria pusieron en augusta aflicción; /de todo ese conjuro de lágrimas y abrojos, /nació puro y erguido el Argos de mil ojos, /el Argos que se llama nuestra Constitución.
Ella, como una madre amorosa y divina, /con sus hijos del alma venturosa camina /por la senda segura del bien y la verdad; /ella les da consuelo, ella les da esperanza, /ella forja en los yunques el hierro de venganza /con el que se conquista la santa Libertad.
Ella, la patria hermosa, la patria adolorida, /es la que da sus músculos, es la que da su vida /para que a sus entrañas no hiera el invasor; /la que, por defendernos, en la lucha es pantera; /la que por halagarnos, en la vida es pradera; /la que por calentarnos, en el nido es calor.
Esta Patria bendita que tiene sus vergeles /en donde se cultivan inmortales laureles /con que ciñe su frente la civilización; /esta Patria del alma que nunca tiene olvido, /porque de ella han brotado, porque de ella han nacido /el grandioso Morelos y el épico Obregón
Esta Patria no tiene yugos ni paralelos: /sus hijos indomables desde muy pequeñuelos, /supieron en sus alas llevar la tempestad, /y bajo el sol ardiente y estruendoso rayo, /han grabado sus fechas en septiembre y en mayo, /en donde nacen iris de eterna libertad.
Es el pueblo que ostenta, como manta, un ayate, /el que su carabina limpia junto al metate, /el que cubre su cuerpo con humilde jergón; /el que a la espalda lleva un fardo de jilgueros, /el que cruza la América por todos los senderos /al reflejo sublime de la Constitución.
El que a la hora trágica incendia Granaditas, /el que de nuestras playas arrojó a las malditas /turbas aventureras de un déspota infeliz; /el que valiente y púgil, como una legión griega, /bajó de allá del norte con González Ortega /y en Puebla hizo al austriaco doblegar la cerviz.
Pueblo en la paz humilde y en la guerra grandioso, /que siempre ha enfrentado al potente coloso /cuando ha querido altivo atarle a su opresión; / ¡pueblo grande y sublime que en la lucha es pantera, /y muere abrazado a su inmortal bandera /bajo la sombra augusta de la Constitución”.
Congratulaciones por el descanso y el ocio productivo, para seguir con entereza la lucha por la salud y por la esperanza en el porvenir.