IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave
SIN LIBERTAD DE EXPRESIÓN NO HAY DEMOCRACIA (VII)
SÉPTIMA Y ÚLTIMA PARTE
La tesis del periodista con grado académico de maestro, Teodoro Raúl Rentería Villa, presentada para ingresar como académico a la ilustre Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG, titulada “Sin Libertad de Expresión No Hay “Democracia”, en definitiva es una denuncia pública inédita ante las normatividades electorales basadas en la desconfianza.
Concluimos con dicha diseración, respecto a los tres últimos puntos del acuerdo del Instituto Nacional electoral, INE, y exacto, donde sostiene su tesis enunciada en el mismo título:
Los puntos que analiza son: 7. Perspectiva de igualdad y no discriminación. 8.Candidaturas independientes. 9.Consultas populares.
En pocas palabras, apunta, “·si pudieramos hablar de libertad de expresión y derecho a la información, en estos casos están acotados y dirigidos.
Podemos hablar y extendernos en todas estas recomendaciones, sin embargo nos relata: en base a nuestras “experiencias que a lo largo de estos años hemos vivido, experimentado, sufrido y padecido, nos obliga en esta oportunidad, en esta disertación a extender un llamado urgente al Poder Legislativo federal e inclusive al Ejecutivo para replantear, basados en la fortaleza legal y en el avance tecnológico, alternativas que soportadas en la confianza nos otorguen una mejor democracia”.
Es muy grave lo que le pasa al periodismo en nuestra nación, afirma, “México se ubicado como el país más peligroso para ejercer esta importante profesión y el número de asesinatos que se tiene registro desde 1983 a la fecha, con incrementos lamentables a partir de 2000, no ha hecho reaccionar adecuadamente nuestras autoridades”.
De acuerdo al monitoreo permanente del gremio periodístico organizado representado por la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX; Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FELAP-México, suman (actualizado), 320 asesinatos de los cuales han sido víctimas: 281 periodistas; 2 locutores; 11 trabajadores de prensa; 14 familiares y 10 amigos de comunicadores, y 2 civiles, así como 28 desapariciones forzadas pendientes de aclaración.
Si a esto sumamos, agrega; “las graves y delicadas limitantes, que insistimos, se quieren establecer con el pretexto democrático, vamos en sentido contrario a lo que la sociedad necesita.
Mientras el mundo forma parte de lo que se llama la tercera oralidad, basada en una gran cantidad de información lista para ser consultada y analizada, México restringe el ejercicio de la libertad de expresión y el derecho a la información en algo que solamente puede ser calificado como una censura legalizada.
Normalmente debe separarse el tema económico, es decir el de la empresa con el trabajo del profesional de la comunicación; sin embargo es imposible que la trinchera carezca de los fondos suficientes para en muchos casos cumplir con la nómina y el gasto corriente que es en donde se genera la plaza laboral. Somos protagonistas de este binomio: como radiodifusor y como periodista.
Conocemos perfectamente las responsabilidades del uso del espectro radioeléctrico y de un micrófono; pero también padecemos de manera permanente la falta de ingresos que someten a la radiodifusión a la quiebra y las amenazas permanentes y ahora con el pretexto democrático, van y atentan contra el periodismo libre en México.
Hay muchas fórmulas, pero debe ser trabajo de los legisladores y de la Presidencia de la República, seguramente de mesas de debate a las que podríamos acudir de manera personal y como gremio en ambos perfiles, que se pueden plantear”.
Y contundente, concluye: “Baste decirlo y en voz alta: ¡Sin libertad… no hay democracia!