Diciembre 25, 2024
Clima
16°c Máxima
16°c Mínima

COMENTARIO A TIEMPO

IMPULSO/ Teodoro Rentería Arróyave

FALLECIÓ HERNÁN URIBE ORTEGA, PILAR DE LA FELAP IV

En las fiestas familiares de los agostos celebrábamos, entre otros, los cumpleaños de nuestros queridos progenitores; ahora con amor conmemoramos los aniversarios de sus natalicios, el 118 de nuestro padre, médico Fortino Rentería Meneses, que se cumplió el pasado lunes 12 y, exacto, hoy jueves 15, el 1l3 de nuestra madre María Arróyave Vázquez. Amados y venerados por siempre.

Esta serie dedicada a Hernán Uribe Ortega, enorme colega, combativo escritor y erudito docente, quien emprendiera el viaje al eterno éter a los 94 años, tras una vida fecunda que ya es herencia de las actuales y nuevas generaciones de periodistas, la terminamos con dos entregas más, en las que reproducimos su artículo histórico titulado “El diario del Che, o como burlar a la CIA”.

El contenido del mismo nos relata la hazaña periodística sobre el rescate del Diario de Guerra del Comandante Che Guevara, de manos mercenarias con el que intentaron enriquecerse, como ha quedado expuesto. Ya en Cuba, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz ordenó la impresión de un millón de ejemplares, mismos que fueron repartidos en forma gratuita. El artículo resulta ser un resumen abigarrado de su libro “Operación Tía Victoria”, que es el relato de la burla a la CIA, Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos; editado en México, Chile y Cuba:

“A comienzos de enero de 1968, transcurridos unos 90 días desde el asesinato aleve de Ernesto Che Guevara, tuve la oportunidad de convertirme en el primer periodista chileno que conoció la intención de Antonio Arguedas para entregar a Cuba el Diario de Campaña del guerrillero.

Tan insólito propósito, pues Arguedas era nada menos que el Ministro del Interior de Bolivia, me fue trasmitido personalmente en Santiago por Víctor Zannier, abogado y periodista boliviano, a quien había conocido yo en La Paz en mayo de 1967, un tiempo en que allí se hablaba y especulaba mucho acerca de la guerrilla.

La decisión de Arguedas, que se concretaría en breve plazo, afianzó, entre otros efectos, la corriente literaria del realismo mágico de García Márquez y otros, o de “los real-maravilloso” que instauró Alejo Carpentier. Pues, ¿qué otro episodio podía estar más impregnado de tanta fantasía y al mismo tiempo realidad, como este en que el segundo hombre del gobierno, Arguedas, decidía así reivindicar la personalidad del aparente enemigo?

La valiente misión de Zannier buscaba los contactos requeridos para hacer realidad el impulso razonado de su amigo el ministro, quien se había hastiado de la interferencia de la CIA y otras entidades estadounidenses en Bolivia, muy específicamente en las tareas de la seguridad a cargo de la secretaría del Interior.

Si en Europa o Estados Unidos, la información del mensajero, casi con seguridad habría sido desechada calificándola tal vez de trampa, aquí fue aceptada. Sirvió, además, como motivación para armar un aparato mínimo que fuese capaz de llevar a la práctica una misión objetivamente muy difícil y arriesgada.

Así emergió la Operación Tía Victoria en la que participamos periodistas y abogados, todos ligados con la revista Punto Final, dirigida- hasta hoy- por Manuel Cabieses. Este grupo se reunió con Zannier, luego contactó con las personas correspondientes de Cuba y finalmente triunfó en el acto final: Víctor trajo copia del Diario a Chile y desde aquí lo trasladó a La Habana uno de los “quot;confabulados”quot; el periodista Mario Díaz, fallecido en 1985. La CIA, al parecer, estaba demasiado dedicada a… Bolivia”. In Memóriam. CONTINUARÁ.