IMPULSO/Teodoro Rentería Arróyave
A LOS PERIODISTAS SACRIFICADOS
Para viernes 21 de diciembre de 2018
Sin demérito de los recipiendarios de la Medalla Belisario Domínguez, salvo algunos que ni siquiera tuvieron la categoría de declinar esa imposición porque obviamente no lo merecían, ahora el Senado de la República la ha otorgado al periodista Carlos Payán, seguramente el más adecuado por el significado mismo que encierra la presea: la libertad de expresión por la que fue sacrificado ese mártir de la democracia que da nombre a la misma.
Tomamos del discurso de Carlos Payán, que expresara en la ceremonia solemne en que le fue impuesta la presea, la parte correspondiente en la que se refiere a nuestras luchas por esas libertades de prensa y expresión, tan criminalmente saboteadas en estos tiempos por sus poderosos enemigos.
Exacto, cuando dedica el reconocimiento a los periodistas muertos; sí, desde luego a los informadores que han sido muertos, y agregaríamos a la lista a esas víctimas que ya están resultando anónimas pero que tuvieron nombre y apellido, nos referimos a los humildes trabajadores de prensa, locutores, familiares y amigos de comunicadores y civiles que tuvieron la desgracia de estar en un lugar donde se llevaron a cabo las agresiones.
Carlos Payán, después de esta frase: “Este reconocimiento que hoy me honra quiero compartirlo con todos ustedes y dedicarlo a este México de hoy, con la alegría y la esperanza de que logre afianzarse en la libertad, la igualdad y la justicia”.
A continuación vino el ofrecimiento a sus colegas sacrificados: “Pero también la quiero dedicar a todos los periodistas muertos en nuestro país, que están sembrados a lo largo y ancho de toda la República, a ellos más que a nadie”.
Y de ahí se siguió con este mensaje, que como él, creemos será escuchado por el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador, que se ha comprometido a hacer realidad la Cuarta Transformación de la Patria, puesto que fue dirigido al propio presidente de la República:
“Yo sé que habrá que hacer procuración para que este Gobierno asuma siquiera un poco de las tesis del Informe MacBride para ayudar a los medios y que no se consuman en el hambre y se riegue la publicidad a todos, menos a uno, a dos, etcétera; sin un acoso universal para que haya uniformidad ¡caramba! no tantos privilegios, tanto dinero regado.
Simplemente hacer realidad lo que siempre hemos demandado: La Ley de Equidad Publicitaria Gubernamental y que la sangre derramada sea el freno más importante para la defensa misma de las libertades de prensa y expresión. ¡Ni un periodista más sacrificado!