Teodoro Rentería Arróyave
A DEL PASO HAY QUE LLORARLO EN CASTELLANO
El epígrafe de nuestra anterior entrega fue la dedicatoria triste a Fernando del Paso, porque en el momento que la pergeñábamos, nos enteramos que había partido al viaje del eterno éter.
La vida y su enfermedad nos negaron la gran dicha de haber compartido con el compatriota la mesa de deliberación del Jurado del Premio de Literatura en Lengua Castellana Miguel de Cervantes 2016; explico, de acuerdo al Reglamento del también conocido como “Premio Cervantes”, precisa que el triunfador anterior en automático es miembro del Jurado en las dos ediciones posteriores. En esa ocasión decidimos que el galardonado fuera el escritor catalán, Eduardo Mendoza.
Fernando del Paso, hombre vertical de izquierda, se fue de este tránsito de vida, sin ver pacificado a su amado México y sin saber quién lo sucedería, en este 2018, en el prestigiado laurel literario.
Por ello, y para recordar la impronta de su discurso que pronunciaran en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares al recibir el Premio Cervantes, la reproducimos porque sigue siendo un acicate, ahora para el próximo gobierno, precisamente de izquierda y que encabezará Andrés Manuel López Obrador, textual: “Las cosas no han cambiado en México sino para empeorar, continúan los atracos, las extorsiones, los secuestros, las desapariciones, los feminicidios, la discriminación, los abusos de poder, la corrupción, la impunidad y el cinismo.
“Criticar a mi país en un país extranjero me da vergüenza. Pues bien, me trago esa vergüenza y aprovecho este foro internacional para denunciar a los cuatro vientos la aprobación en el Estado de México de la bautizada como Ley Atenco, una ley opresora que habilita a la policía a apresar e incluso a disparar en manifestaciones y reuniones públicas a quienes atenten, según su criterio, contra la seguridad, el orden público, la integridad, la vida y los bienes, tanto públicos como de las personas.
“Subrayo: es a criterio de la autoridad, no necesariamente presente, que se permite tal medida extrema. Esto pareciera tan solo el principio de un estado totalitario que no podemos permitir. No denunciarlo, eso sí que me daría aún más vergüenza”-por dicho discurso esa afrentosa Ley fue derogada.
Hace unos momentos, nos acabamos de enterar, que la ganadora del Premio Cervantes 2018, es para la poetisa uruguaya Ida Vitale, decisión del Jurado que rompe la tradición de alternancia entre España y Latinoamérica, a quien calificaron de “una poeta extraordinaria, cordial y con un sentido del humor que es de agradecer”, “procedente de un país que se ha distinguido como verdadera potencia de mujeres poetas”.
En otra parte de ese discurso de Fernando del Paso, más dedicado a su fina prosa, al recordar su nacimiento, afirmó: “…yo no quería nacer y a veces todavía pienso que no quiero nacer. Me cuentan que lloré un poco y ¡oh, maravilla!, lloré en castellano: y es que desde hace 81 años y 22 días, cuando lloro, lloro en castellano; cuando me río, incluso a carcajadas, me río en castellano y cuando bostezo, toso y estornudo, bostezo, toso y estornudo en castellano. Eso no es todo: también hablo, leo y escribo en castellano”.
Ante tal prodigio de cita, a Fernando del Paso hay que llorarlo en castellano; cuando menos mis lágrimas se derraman en castellano.