CARLOS RAVELO AFIRMA II
Teodoro Rentería Arróyave
Esta es la segunda y última parte del artículo de nuestro colega fraterno, Don Carlos Fernando Ravelo y Galindo, dentro de su muy apreciada columna “En Las Nubes”, que nos dedicara con motivo de la investidura de Doctor Honoris Casusa, que nos otorgara la Universidad Internacional
SEGUNDA PARTE
No soslayamos tu tránsito en prensa, Excélsior, treinta y cinco años. En radio otros tantos o más. En televisión un poco menos. Y en cibernética desde su iniciación. En fin, mira a los que has llegado.
Ello te ha dado, coincide con el suscrito nuestro compañero José Antonio Aspiros, amigos inquietos hasta el último aliento. Algunos vanidosos hasta el hartazgo. O inteligentes por su discreción. Envidiablemente cultos. Otros valiosos por su genio. Y humildad, algunos más.
Hemos oído decir que la felicidad de mis amigos, es tu propia felicidad. Porque con sencillez adviertes que aprendes de todos ellos y nos das las gracias. Como ahora que en tu recepción recordaras al ausente, tu hermano. Que nos hace recordar, a sus casi 90 años, que el pasado ya se fue. El futuro no ha llegado. Y que el hoy, es lo importante.
Haces presente en tu lucha, para no decir batalla, que Dios no castiga ni premia. Da vida y marca senda para llegar a nuestra meta. Al hablar de gratitud mencionas al Quijote, caballero de la triste figura. Y corriges que sea “Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia”.
Porque es el desagradecimiento, insistes don Teodoro, al citarlo. Añades que de gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben, y uno de los pecados que a Dios más ofende es la ingratitud. Y así lo ofrendes al rector de la máxima casa de estudios en Morelos, Francisco Javier Espinosa Romero. Al director en la licenciatura de comunicación, José Javier del Castillo Martínez. Y al Claustro Académico, periodistas y amigos, que te acompañaron en la ceremonia.
Sobre todo al colega maestro en periodismo, Arnulfo Domínguez Cordero, que une su criterio al nuestro al aseverar que el periodismo en México es difícil de entender sin la figura de Teodoro Rentería Arróyave.
Has logrado todos, sí todos, lo grados académicos: licenciatura, diplomado, especialidades, maestría y doctorado. Pero, acaso lo más importante, no te olvidas de tus soportes familiares, al referirte, con devoción a tu amor, Silvia. A tus nietos María Fernanda, María José, Arnau y Gustavo. Y a quienes, ella y tú, han formado, sus hijos Gustavo y Meritxell. Teodoro y Yenni. Y a todos los que voluntaria o involuntariamente nos leen, les recordamos que EN LAS NUBES sabemos que nacer no se pide, vivir no se sabe y morir, como nosotros, no se quiere. Enhorabuena amigo querido”. Gracias querido Carlos, a tu Betty y a toda la familia.